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La muerte en el exilio de Oscar Wilde

Hospedado en un hotel del barrio bajo de París, abandonando su nombre y escondido bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth, murió un día como hoy de 1900 el escritor Oscar Wilde. 

Escritor polémico Foto: Getty Images

Nació un 16 de octubre de 1854, en Dublín, Irlanda. Su nombre real fue Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde, pero es conocido solo como Oscar Wilde. Es reconocido por sus obras como El retrato de Dorian Gray o La importancia de llamarse Ernesto, pero en su aniversario luctuoso #121 hablaremos sobre el final de su vida.


Empezó a darse a conocer como poeta, no obstante fueron sus relatos como el fantasma de Canterville o el príncipe feliz, con los que escaló entre los artistas más grandes de Londres y tras la publicación de La importancia de llamarse Ernesto en 1895 su persona alcanzó su mayor fama, y cada obra de teatro que escribía ya tenía una parte considerable de seguidores que abarrotaban los teatros.


Foto: Lectura_abierta

Sin embargo, en 1891, conoció a Lord Douglas (Bosie), un escritor inglés 16 años menor que él, con quien entabla una amistad íntima y su vida comienza a arruinarse, pues debido a la misma en 1995 enfrenta un juicio acusado por el marqués de Queenberry por sodomía y grave indecencia.


Estuvo preso dos años, condenado a trabajo forzado por “cometer actos de grosería indecencia con otros varones” en la cárcel de Reading. Ahí, las tareas a que fue obligado eran, en palabras de la periodista  Fátima Uribarri, inútiles “como destrenzar sogas o cargar pesos de un sitio a otro”.


En 1897 sale de prisión, pero es tal la exclusión social a la cual fue expuesto, que decide viajar con Bosie, amigo y amante, a París, con lo cual emprende una nueva vida bajo el nombre de Sebastian Melmoth. Desistió de toda idea de volver a Inglaterra, a la par que deja de escribir, pues su último escrito en vida se trata de la balada de la cárcel de Reading, o  C.3.3, que hacía referencia al lugar donde pasó su condena.

 

Concedió gran parte de su vida a la literatura y legar obras que, en palabras de Borges serían: “Puede pero más encantadores no” Pero al final de su vida, según cuenta Javier Marías en vidas escritas, Wilde era sujeto de burlas, incluso cuenta que, los niños le robaban su bastón de marfil y se lo devolvían cada noche solo para robarlo nuevamente al otro día, “quizá en la cárcel aprendió a tener miedo”, escribe Marías.


Finalmente, muere el 30 de noviembre de 1900, sin que nadie supiera quién había muerto en aquel hotel de París. Actualmente sus restos se encuentran en el cementerio de Père Lachaise de la misma capital parisina.

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