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La intolerancia disfrazada de tolerancia

 

Defensores de unos, criminalizadores de otros.
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¿Qué pasa cuando una nación defiende los derechos de las comunidades LGBTQ+ pero criminaliza la libertad de expresión de la ciudadanía que no está de acuerdo con esos movimientos? Tal es el caso de Noruega.

En noviembre del 2020, el parlamento aprobó la ampliación de una ley para criminalizar los "discursos de odio" dirigidos a las comunidades LGBTQ+.

Cabe destacar, que los llamados "discursos de odio" se han desviado del verdadero significado. Ahora se refiere, coloquialmente, cualquier opinión pronunciada en desacuerdo hacia los grupos de dicha comunidad.

Sin embargo, en este país, implícitamente, se está obstruyendo la libertad de culto. Esto se ha ido extendiendo a lo largo y ancho de toda Europa. Predicar en una iglesia que el matrimonio entre hombre y mujer es bíblico es considerado discurso de odio.

Predicar que la homosexualidad y sus derivados, no son agradables a los ojos de Dios, también es considerado un discurso de odio. Al igual que ser escuchado al hablar con tus hijos en este sentido y encaminarlos a un matrimonio heterosexual.

Tal es el caso de un pastor alemán llamado Olaf Latzel, el cual fue multado con 8,100 euros por hablar de este tema en su iglesia local, cabe mencionar que es un tema importante para las congregaciones cristianas, ya que va en contra de los principios de Dios y por lo tanto son parte de sus valores cristianos, de la enseñanza impartida a sus hijos y de lo que los conforma como personas creyentes.

Lo irónico de la situación es que los líderes de la denominación del pastor lo dejaron solo ante esta ilógica confrontación que recibió, por lo que ellos terminaron conformándose y disculpándose, aún en contra de las convicciones que profesan para “evitar tener problemas”.

De antemano, el pastor ofreció una aclaración de los hechos, no por predicar de esos temas, ya que eso conforma sus convicciones en Dios, sino por el malentendido de la controversia.

Lo importante aquí son las siguientes preguntas:

¿Una nación les da voz a unos cuantos y a los demás los silencia?

¿Qué sí puede ser considerado discurso de odio y qué no?

¿La idea de darles derechos a las comunidades LGBTQ+ implica obligar a todos los demás ciudadanos a comulgar con esos mismos ideales?

Este modelo partidario de las comunidades LGBTQ+, ha pretendido llegar a Estados Unidos de América y comienza a tener inicios en países del sur del continente americano como el ejemplo de Argentina, no es difícil visualizar que en los próximos años llegue a México.

Tanto esfuerzo de siglos por libertad de expresión y libertad de culto, en una década eso se ha venido abajo, callando la voz propia por el favor a minorías que nada tienen que ver con la educación privada, refiriéndonos a la parte espiritual y enseñanza de valores en el seno familiar, de las familias.

La humanidad que tan mal enorgullecida estaba de haberse “liberado de Dios” en la época de la Ilustración, ahora se venda los ojos ante imposiciones sociales de ideologías de género y permisión a lo que va en contra de sus convicciones, creencias y valores propios. Estamos ante una humanidad sosegada por trampas llamadas “discursos de odio", que nada de odio tienen.

Pensar diferente de lo que quieren imponer a la sociedad en desacuerdo con las prácticas de las comunidades LGBTQ+ para conveniencia monetaria y de poder, disfrazando de paz mundial, es la jugada más vieja hecha por el poder y de la cual la humanidad como pueblo, nada ha aprendido.

Quizá le queda a la sociedad interesada en mantener la libertad de expresión y por ende la libertad de culto por la que tanto se ha luchado a través de los años, plantarse firme y decir: ¡Ya basta! Es una violación a la integridad y libertad de cada individuo.

En esta época, los “discursos de odio” ya no son para las comunidades LGBTQ+ ni para las feministas ni los proaborto, son para quienes se pronuncian a través de redes sociales, principalmente, contra los que no están de acuerdo con dichos grupos.

El pensamiento contemporáneo es: si no piensas como yo, entonces me odias y estás en contra del Estado, por lo que representas una amenaza.

¡Cuidado, México! Empezó en Europa y se está extendiendo por toda América, ha estado tocando nuestro país desde hace algunos años, depende de cada sociedad tomar o no la responsabilidad. Todo interés no se limita únicamente a lo social, también a lo político.

 

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