El 12 de junio del 2014, el estadio Arena de Sao Paulo fue testigo del inicio del evento deportivo más importante a nivel mundial en el lugar en donde el fútbol es poco menos que una religión.
Las ilusiones localistas se centraban en figuras como: Neymar, Dani Alves, Marcelo y Oscar, los estadios volcados a su favor y la historia misma de la "verdeamarela" eran suficientes razones para creer que se podía ganar la Copa del Mundo; sin embargo, esos supuestos sustentos conforme pasaban los partidos se convirtieron en simples espejismos.
Foto de El País |
En cuartos de final ante Colombia también se sufrió y lo peor es que su máxima figura, Neymar, ya no pudo continuar debido a una lesión en la espalda y Thiago Silva, el líder de la defensa, fue suspendido por acumulación de tarjetas.
Para estas alturas, Alemania ya era favorita. Una selección sólida, poderosa: no mostraba grandes debilidades. Lo que ocurrió en el estadio Mineirao, aquel 8 de julio del 2014, fue "realmente espantoso" en palabras de Jorge Valdano.
Un marcador final de 7-1 a favor de los alemanes, quienes no tuvieron piedad. A los 30 minutos ya habían finiquitado la serie, el marcador ya era de 5-0, un estadio con tal silencio que parecía vacío, los fantasmas del Maracaná se trasladaron a Belo Horizonte haciéndole ver la realidad de su selección a una país que tenía fe ciega en ellos.
Un marcador final de 7-1 a favor de los alemanes, quienes no tuvieron piedad. A los 30 minutos ya habían finiquitado la serie, el marcador ya era de 5-0, un estadio con tal silencio que parecía vacío, los fantasmas del Maracaná se trasladaron a Belo Horizonte haciéndole ver la realidad de su selección a una país que tenía fe ciega en ellos.
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