Tras una maniobra controversial con Russell, Verstappen sufre una penalización en los puntos a la superlicencia, el neerlandés ya acumula once puntos, quedando a solo uno de la suspensión automática por carrera, según el reglamento de la FIA.
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Imágen: Max Argento. El Gran Premio de España dejó al descubierto no sólo las limitaciones técnicas del RB21, sino la toma de decisiones estratégicas de Red Bull y de Max Verstappen. El equipo austriaco inició con una mirada agresiva desde las primeras vueltas; sin embargo, el equipo austriaco no pudo concretar su estrategia y terminó con un solo punto, un tetracampeón frustrado y muchas preguntas por responder. Desde la largada, Max Verstappen se mostró decidido. El neerlandés arrancó con neumáticos suaves usados que no resultaron en una desventaja pues en la curva uno, superando a Lando Norris y colocándose por delante del McLaren. El ritmo del tetracampeón se mantuvo fuerte pues desde los primeros giros presionó a Oscar Piastri, cuyo ritmo fue imbatible. Sin poder alcanzar al australiano, Red Bull apostó por asegurar la posición frente a Norris.
Con una estrategia arriesgada a tres paradas, el neerlandés llegó a su primera detención de manera prematura. En una búsqueda para obligar a McLaren a detenerse, Red Bull hizo el primer cambio de compuestos por blandos nuevos, lo que le otorgó una ventaja sobre los equipos del equipo papaya, dejándolo en la punta del liderato hasta que la degradación lo obligó a una nueva parada, esta vez para montar medios. La estrategia del equipo de bebidas energéticas dejó a Verstappen en la lucha directa con los McLaren, agregando un factor de emoción a la carrera, hasta que en el último ciclo de paradas Red Bull se quedó sin opciones para la carrera del tetracampeón, comprometiendo sus resultados. La salida de pista de Kimi Antonelli, a falta de diez vueltas, desencadenó un Safety Car que reconfiguró todas las estrategias. Con la grilla neutralizada, Red Bull se quedó sin opciones de al no tener neumáticos blandos y medios disponibles. La única alternativa era un set de compuestos duros nuevos. Una opción arriesgada para el sprint final. Ante la parada, Verstappen expresó su disconformidad de inmediato por radio. En la reinicio de carrera, los neumáticos fríos hicieron lo suyo. La falta de adherencia en el eje trasero del RB21 provocó que el neerlandés perdiera tracción en la recta principal. Charles Leclerc aprovechó el error y lo superó sin oposición. Más atrás, George Russell expectante, se metió en la lucha con Verstappen.
En la curva uno, el británico extendió la frenada y tocó levemente el lateral del Red Bull de Verstappen, obligando al campeón a cortar la pista. En su reincorporación al circuito, Max quedó por delante del Mercedes de Russell, acción que inmediatamente fue puesta bajo investigación por los comisarios. El equipo de los toros rojos optó por reducir riesgos al ordenar a su piloto ceder la posición voluntariamente. Acción que no fue bien recibida por Verstappen, quien visiblemente irritado, levantó antes de la curva cinco y permitió el adelantamiento, no sin antes golpear el W16. La acción fue notificada de inmediato a Dirección de Carrera, quienes dictaminaron una penalización de diez segundos y posterior a la carrera, una penalización de tres puntos a la super licencia por conducta antideportiva. La sanción lo relegó al décimo puesto, con apenas un punto como recompensa a una carrera que, en otros contextos, pudo haber terminado en el podio. El error no fue solo en la ejecución técnica, sino en la gestión de la frustración del campeón. La decisión de montar los duros no fue la mejor, pero la forma en que se comunicó y la reacción posterior reflejaron un ambiente interno bajo tensión. El golpe a Russell no fue un incidente de carrera, acción que la FIA no puede dejar pasar sin consecuencias claras. No solo se trata de la integridad del deporte, sino de la seguridad en pista y de los pilotos.
COSTOSA PENALIZACIÓN PARA RED BULLRed Bull ha perdido el subcampeonato provisional de constructores, cayendo hasta la cuarta posición, por detrás de Mercedes, pero aún más preocupante, ha comprometido su imagen como equipo. La situación en el segundo asiento sigue sin resolverse, y la presión interna crece. Max Verstappen ha cargado con el peso del equipo solo, aunque Tsunoda parece ser la mejor opción del equipo austriaco, el japonés aún no logra consolidar una actuación constante. Esta carrera deja más que un mal resultado. Deja expuestas las grietas en la estructura de un equipo que solía caracterizarse por sus estrategias magistrales y su temple en momentos críticos. En la carrera, Red Bull no ha demostrado tener ni lo uno ni lo otro. El Gran Premio de España deja en evidencia una zona gris que no había sido tratada: las decisiones deportivas derivan en conductas antideportivas, y ante esto, la FIA tiene el deber de actuar con firmeza. Lo ocurrido con Verstappen no debe de ser tomada como una "accidente de carrera". Es una falta grave a la ética del automovilismo profesional. El automovilismo no solo se trata de velocidad, sino de responsabilidad. Y eso es algo que del lado del campeón , por ahora, parece haberse olvidado.
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