Durante
todo junio se celebra el Mes del Orgullo LGBTTTIQ+ alrededor del mundo entero. Esta
celebración nació tras el levantamiento de Stonewall en junio de 1969 ocurrido
en Nueva York. Desde ese momento, año con año se reúnen miembros de la comunidad
en diversos países para organizar marchas y conmemorar la lucha en contra de los
prejuicios, la libertad y la intolerancia.
Con el
objetivo de conocer un poco más al respecto, te presentamos el "Especial Letra
por Letra LGBTTTIQ+". Esta ocasión toca el turno de la letra “I”, la cual representa
a las personas intersexuales de esta comunidad.
De
acuerdo con la revista CienciaUNAM, la intersexualidad es un término que se
refiere a las variaciones corporales de las características sexuales (genitales,
gónadas, niveles hormonales, cromosomas) que se originan durante el desarrollo
de la diferenciación sexual en la etapa embrionaria.
Luz
María Moreno, encargada del Programa de Estudios de Género y Salud de la
Facultad de Medicina de la UNAM, explica que las variaciones de la apariencia sexual
de los individuos intersexuales no corresponden a las características comúnmente
representadas como “hombre y mujer”, cosa que puede ser imperceptible para
todos ellos inclusive hasta la adolescencia.
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Foto: Stop Rumores LGTBI |
BATALLA
CONTRA LA INTOLERANCIA
La
misma Luz María explica que la vida social de las personas intersexuales suele
estar marcada por la discriminación y la no aceptación hacia estas variaciones
genéticas. Afirma que desde finales del siglo XIX se ha catalogado como “anormales”
a estas personas.
El
aspecto médico y familiar también es determinante para los niños intersexuales.
Luz María agrega que “desde que son muy pequeños se les obliga a ajustar sus
cuerpos a las características binarias de hombres o mujeres, propiciando que se
les dañe con cirugías o tratamientos tempranos porque forzosamente queremos que
encajen en la categoría de hombre o mujer”.
Aunque
en muchos lugares se dice que la intersexualidad es una enfermedad o patología,
esto no es así. Son alteraciones enzimáticas y cromosómicas que, pese a suceder
poco, deben ser vistas como normales en la amplia gama de diversidades sexuales
existentes.
Es
necesario aclarar que ser intersexual no es cuestión de género ni orientación
sexual, es simplemente un factor biológico. Las personas intersexuales pueden
identificarse como hombres o mujeres, y también con un género específico. La
intersexualidad no modifica ninguno de esos dos aspectos.
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Foto: @cuentaconmigodiversidadsexual |
EL
CASO DEL HERMAFRODITISMO
Mucha
gente cree que intersexual es lo mismo que hermafrodita, pero esto no es
cierto. El uso indistinto de estos términos genera confusión y mantiene la
creencia de que son sinónimos. Marina Cabello, integrante del Instituto Andaluz
de Sexología y Psicología, confirma que la diferencia principal radica en que
hermafrodita hace referencia a condiciones que presentan plantas y animales,
mientras que intersexualidad puede acuñarse a humanos.
“Hermafrodita
son organismos que tienen órganos reproductivos usualmente asociados a los dos
sexos: macho y hembra. Es decir, aquellos seres vivos que tienen un aparato mixto
capaz de producir gametos masculinos o femeninos”, detalla Cabello
Por
otro lado, la intersexualidad es “una variación biológica de las características
sexuales que no se ajustan a las categorías típicas: masculina o femenina. Se
da en humanos que presentan una discrepancia entre su sexo y sus genitales”,
añade Cabello.
APOYO
Y AYUDA
Según
el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), las personas
intersexuales enfrentan día a día una seria vulneración a su integridad, así como
una notoria discriminación en actividades como el deporte, el empleo y la educación.
Asimismo, deben lidiar con prejuicios y estigmatizaciones sobre sus cuerpos.
Ante
esta situación, la Secretaría de Salud creó la Guía de recomendaciones para la
atención de la intersexualidad y variación en la diferenciación sexual. El documento
insta a las familias y médicos a limitar el uso de procedimientos quirúrgicos
o, en todo caso, realizarlas hasta la etapa de la adolescencia.
Al mismo
tiempo, sugiere la posibilidad de ofrecer tratamientos hormonales durante la
pubertad siempre y cuando existan evaluaciones multidisciplinarias previas que
permitan al individuo tomar una decisión sobre su propio cuerpo.
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