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El camino de Ramírez del Valle

Cortesía de Jesús Ramírez del Valle

Jesús Ramírez del Valle es un director de fuerzas básicas. Como casi todos los entrenadores, tuvo su paso como jugador profesional. Lo que lo hace peculiar, especialmente a él, es que participó con Cruz Azul de 1978 a 1982, el mismo equipo que logró el bicampeonato.


En sus ojos aún se ve la chispa y la felicidad cuando recuerda sus días de gloria, y del viaje que lo llevó hasta ahí. Uno que comenzó en el fútbol amateur y lo llevó a levantar un bicampeonato en el circuito profesional.


Y es que hoy sus compañeros de equipo se encuentran fuera de la cancha, algunos que fallecieron como Miguel Marín, u otros que tomaron el mismo camino que él y se volvieron directores técnicos como Carlos Jara. Él aún los recuerda por las grandes vivencias que pasó con ellos.

Cortesía de Jesús Ramírez del Valle

Un inicio prometedor


“Al rato yo te voy a ver salir por ahí” fueron las palabras que se grabaron en la mente de Jesús Ramírez del Valle, que, con muy poco tiempo en el fútbol, logró posicionarse en el equipo más popular de los años 70: el Cruz Azul.

Nacido en la colonia Ramos Millán, en la alcaldía Iztacalco, el ‘Pecas’, como le solían decir, viajaba a León cada 15 días para ver los partidos de la ‘Fiera’ con su padre. De ahí nació el sueño de jugar fútbol, y su equipo ideal era el conjunto esmeralda, sin embargo tendría un camino diferente.

A los 18 años ingresó al Huracán Sevilla en el Torneo Barrios, con los que solo le bastaron 180 minutos para obtener su gran oportunidad. El primer encuentro lo disputó contra la selección amateur, donde vieron su potencial pero, por su edad, no pudo participar. Finalmente, el Cruz Azul, campeón en ese entonces de la temporada 1973-1974, los invitó a disputar un partido en su ciudad local: Jasso, Hidalgo (Ahora conocida como Ciudad Cooperativa).

El equipo participó y Ramírez lució. No le importó la marca de figuras como Javier Sánchez Galindo o Ignacio Flores y comenzó a hacer gambetas. La actuación no les gustó a los profesionales y recurrieron a las faltas para poder frenarlo. Ni así pudieron detenerlo. Cuando el balón venía hacia el “Pecas" sintió la marca de Flores, y simplemente abrió sus piernas y dejó pasar el esférico debajo de él y de su marcador. El túnel terminó en asistencia a gol.

Lo que más me salía a mí era el desborde, porque yo tenía mucha velocidad, encaraba y cuando ellos ya daban la vuelta yo ya estaba mandando el centro.
Fue en ese momento en que el histórico director técnico de la ‘Máquina’, Raúl Cárdenas, fijó su mirada en él y puso a su disposición la casa club, alimentación especial y entrenamientos durante la tarde con tal de que fichara con los celestes.

Desde entonces, la carrera de Ramírez del Valle fue en ascenso, y una de las mejores anécdotas la tendría mucho antes de pisar un campo de primera división. Le calaría tan profundo que nunca podría olvidarla.

Cierto día, asistió con un amigo a la YMCA (Young Men's Christian Association) en la colonia Granada para ver al Cruz Azul y no pudo contener la emoción al ver al portero Enrique Meza.

Lleno de emoción corrió hacia él, quitándole un lápiz a un reportero en el camino con tal de recibir un autógrafo. Justo cuando estaba frente a él, el dueño del bolígrafo lo empujó por la espalda, y el percance terminó con el guardameta en el suelo. Meza regañó a Jesús y este último regresó cabizbajo con su amigo.

¿Por qué te regañó? - le dijo 
No, porque si tiene razón, imagínate, lo tiro  y la prensa y todo, ¿cómo queda él?

Después de escuchar eso, su acompañante le dijo las palabras que le quedaron siempre en su cabeza “Al rato, yo te voy a ver salir por ahí” (haciendo referencia a la entrada principal).


El primer día que fui a la YMCA salí por ahí y me pidieron autógrafo, y se me vino a la cabeza que estaba saliendo por ahí, y ya con uniforme. Son cosas que me han pasado y me siento muy feliz.

En años siguientes, compartió vestidor con el portero y después de contarle su encuentro anterior, se hicieron muy amigos, al punto que hasta el día de hoy aún lo visita cuando está en la Ciudad de México.


En Pachuca le dije “Esos zapatos me gustan” y él dijo “¿Si?, a mí también”, “No” le digo, “Pero para mí” y me dice “Ahí te espero en el vestidor”. Yo llegué a la tercera división, ya estábamos subiendo al camión y les digo que me esperen, fui y le toque. “¿Qué pasó?” y dice “Ten tus zapatos”. Son detalles que se quedan grabados.
Cortesía de Jesús Ramírez del Valle

De ahí en adelante, comenzó a participar en las reservas del primer equipo y después de años de esfuerzo y dedicación, disputó partidos con la selección juvenil y el certamen que le cambió la vida: El Torneo Nuevos Valores en 1978.  Lastimosamente perdieron la final frente a los Leones Negros de la UDG, pero aun así, ‘Nacho’ Trelles decidió registrarlo en la convocatoria del club de cara a la temporada 1978-1979.

Había un vestidor de primera y uno de reserva, y a la mitad estaba el señor Trelles, y cuando querían un jugador, te tocaban el vidrio y tú te dabas la vuelta, y él te decía “tú vas a jugar allá”. Era algo que no te creías, que te pellizcabas.

Justamente el comienzo de un nuevo certamen en el balompié mexicano marcó el inicio de los grandes logros de el ‘Pecas’. De un día a otro pasó de ser reserva de los cementeros a codearse con leyendas como Miguel Marín, Fernando Bustos, Guillermo Mendizábal, Rodolfo Montoya, Ignacio Flores, Gerardo Lugo, Horacio López Salgado, Miguel Cornero, entre otros.

Cortesía de Jesús Ramírez del Valle

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