Pionero en el cine de animación, fundador del Studio Ghibli y “padre” de Totoro, Mononoke y Chihiro, hoy cumple 80 años.
«El animador debe crear una mentira que parezca real para que los espectadores piensen que un mundo dibujado podría existir» declaró en 1979 el director que, al día de hoy, es reconocido alrededor del mundo tanto por el público y la crítica, como uno de los cineastas más influyentes y aclamados de la historia.
Al día de hoy, Hayao Miyazaki ha sido elogiado en festivales de cine como Berlín, Venecia o Minichi, reconocido con premios Annie, Satellite, Saturn, la Academia Japonesa y finalmente ganador del Óscar a mejor película de animación en el año 2002 por El viaje de Chihiro, película que lo consolidó como uno de los grandes de la animación nipona. Sin embargo, para ello, tuvo precisamente que hacer su propio viaje.
Inspirado por la película animada La serpiente blanca, Miyazaki supo que su camino era la animación. Para el año de 1963, entra al estudio Toei Animation, donde jugó un rol importante como animador en jefe, artista conceptual y diseñador de escenas en Las aventuras de Horus, Príncipe del Sol (1968) película con la cual, iniciaría una amistad con el también director Isao Takahata.
A partir de ese momento, Miyazaki y Takahata empezaron a trabajar codo a codo coincidiendo en diferentes proyectos, uno de ellos Panda Kopanda, que sería considerado uno de los precursores de Ghibli, así como la serie animada Heidi, con la cual trascendieron fronteras y marcaría de manera fundamental su estética de animación, así como la naturaleza de sus historias.
Sin embargo, no fue hasta 1984 con su filme Nausicaä del Valle del Viento, donde dejaría de manifiesto el estilo y los elementos narrativos que plasmaría en gran parte de su obra, abarcando temas y conceptos que al día de hoy, son de vital importancia para la sociedad: el cuidado ambiental, el pacifismo y la inclusión de la mujer.
ARMONÍA CON LA NATURALEZA
Su ecologismo militante lo ha llevado a demostrar la importancia del cuidado de nuestro medio ambiente por medio de historias de fantasía, pero que al mismo tiempo reflejan la realidad. Empresas representadas por personajes cuyo único fin es el poder, poder que se consigue a través de los recursos naturales.
Nausicaä, El castillo en el cielo o La princesa Mononoke, son algunos ejemplos del mensaje que Miyazaki quiere otorgar: el equilibrio entre lo natural y lo artificial. Una armonía que, desde su visión, es necesaria para la vida humana, reclamando la necesidad de cambiar de perspectiva y ver el mundo a través de los ojos de los árboles y los insectos.
NO MÁS GUERRAS
Nuevamente Nausicaä y Mononoke, incluyendo El castillo vagabundo o Porco Rosso, donde el contexto de la historia es un ambiente bélico. Diferentes causas llevan a los protagonistas a adentrarse en un mundo donde la guerra es algo para lo que tienen que estar preparados pero que, desde la visión del director, es erróneo.
Se levanta el viento es la excepción de un mundo fantástico, pero mantiene el mensaje en el cual, las guerras no tendrían razón de ser, donde el protagonista al enterarse que las máquinas que él tanto soñaba hacer, serían utilizadas como armas de guerra, le causaría un conflicto interno, un conflicto que puede afectar al público adulto, pero se deja como enseñanza a los niños. Pues los sueños tienen que ayudar al mundo en que vivimos, no destruirlo.
LA MUJER COMO PROTAGONISTA
Otro de los puntos clave dentro de la filmografía de Miyazaki, es el mantener en primera instancia el papel de la mujer como la heroína de la historia. Si bien, no deja de lado a los hombres dentro las películas, la mujer no funge como aquella que debe ser salvada, sino, aquella que lucha por lo que cree y a lo largo de la película crece aún más como persona. Aceptándose a sí misma o recorriendo el camino de la niñez al mundo adulto.
Personajes femeninos que actúan tanto en lo individual como en lo colectivo, son las responsables de hacer funcionar al mundo. A esto, se debe agregar la infancia como el leit-motiv de las protagonistas. Mi vecino Totoro, Kiki: entregas a domicilio y sin duda, la ganadora del Óscar, El viaje de Chihiro, muestran la independencia y la autosuficiencia de las niñas como modelo educativo, al mismo tiempo que la infancia caracterizada por la inocencia, hace que las protagonistas logren trascender dentro de una autorrealización o incluso, haciendo una crítica a los diferentes valores con los que se educan a los niños y niñas dentro de la estratificación social.
El VUELO
«Las personas que diseñan aviones y máquinas, no importa lo mucho que crean que lo hacen bien, los vientos finalmente los convierten en instrumentos de la civilización industrial. Nunca están indemnes. Son sueños malditos. La animación también.» El vuelo implica libertad, funcionando como metáfora de crecimiento y madurez. Desde los hidroplanos, híbridos entre naves e insectos hasta los recursos de la magia, hacen que el vuelo sea un aspecto fundamental que pasa desapercibido.
Todas y cada una de las películas de Miyazaki cuentan con elementos que hacen a los protagonistas volar por los aires, haciendo que no solo sea estético sino emocional. En palabras del propio Hayao, observar desde las alturas permite una nueva perspectiva de la vida. Esto implica, ascender a un nuevo estado, visto desde diferentes planos, pero que al final la verosimilitud logra la realización de mundos creíbles.
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