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| Foto Vía Twitter: @calientesports |
Llamarle crisis a esta etapa del conjunto escualo es minimizar un problema grave
en todas sus dimensiones, un problema que involucra a una directiva que
demostró no tener trazado un rumbo deportivo, digno de la historia de este club y
la afición veracruzana, quienes han pasado ya muchos disgustos a causa del
rendimiento global del equipo, contando con algunas excepciones.
Desde la antesala del torneo en curso, y después de haber pagado por la
permanencia en el máximo circuito, nada bueno auguraba para el equipo jarocho.
Poca o nula inversión en fichajes y un proyecto esperanzado (al principio del
torneo), en un técnico de la talla de Enrique Meza quien, ni con sus años de
experiencia en la Liga MX, logró continuar por voluntad propia.
A estas alturas del torneo, Veracruz sumó más de treinta partidos sin
conocer la victoria, ¡poco más de un año entero sin poder ganar!, un dato que
inevitablemente tiene efecto en el plantel; con cada partido que pasa, a pesar del
buen juego colectivo o las individualidades que logran dar buenas sensaciones, e
incluso la ventaja en el marcador, siempre termina con el mismo resultado. Claro
que este hecho no beneficia a nadie más que al equipo en turno, que puede ver a
los veracruzanos como una garantía de sumar puntos en el torneo.
Luego está la Liga MX, que cambió el reglamento hace dos años para
mejorar las condiciones de los equipos de ascenso respecto a sus inmobiliarios,
pero perjudicó la competitividad de los clubes en primera división, al ofrecer la
opción de pagar su permanencia en caso de descender deportivamente, lejos de
aprovecharlo, los equipos que han hecho uso de dicha alternativa, tomaron otras
decisiones desafortunadas a la par que, en el caso de Lobos, tuvo como
desenlace la venta de la franquicia a la Ciudad de Juárez.
En el caso de Veracruz, anuncia con su rendimiento un segundo descenso,
que, a pesar de ser consecutivo podría darse como el más bochornoso de la
historia del fútbol. Sin exagerar, porque ya ha pasado la mitad del torneo y a pesar
de sumar puntos con algún empate ocasional, no han logrado ganar. Este
hipotético descenso también evidenciaría a la Liga que nunca demostró verdadero
interés por el tema deportivo sino por el económico, y por el equipo del Veracruz
una mancha grande en su historia.
Pagar por un puesto que perdiste en primera para perderlo nuevamente no
es cosa de todos los días. El equipo, y sobre todo los directivos están arrastrando
el prestigio de un equipo que le tomó años y generaciones de planteles, técnicos,
jugadores, torneos y demás para lograr esa conexión crucial que cada equipo
tiene con su afición y que, además, a pesar de los resultados, continúa
respaldando esta plaza histórica para el fútbol mexicano.
Por el bien de todo el deporte, solo queda esperar que esta crisis no perdure
mucho tiempo más y, en caso de culminar con un segundo descenso, no sea para
el Tibu un motivo de decepción o pesimismo, sino la oportunidad para mejorar el
planeamiento deportivo, sanar un poco los resultados y también las finanzas,
siempre con la consigna de regresar a primera, con la autoridad que la increíble
afición de Veracruz merece.
Regresar con esa hambre de otros años y el ímpetu para poder dar buen papel ¿y
por qué no?, hasta soñar con el título, claro, todo con su respectivo tiempo y con
un proceso detrás.
¡¡¡400!!! ¡¡¡400!!! ¡¡400!!!#IbuDato Hoy @ClubTiburones llega a 400 días sin ganar un partido de #LigaMx#ElPeorTiburonDeLaHistoria https://t.co/MMgi3kexTN— #3⃣8⃣SeguidosSinGanarYContando 🦈⚽🇲🇽 (@TibuDatos) September 30, 2019
Éste capítulo debe ser de lejos, el peor de un equipo en primera división,
pero el Veracruz ya ha tocado fondo desde hace un rato y confío en que las
jornadas que quedan sirvan como aprendizaje para todo el plantel, pero sobre
todo para los directivos; también, debería funcionar como un detalle para los
equipos que están arriba de Veracruz en la tabla porcentual, y de lección para los
de pantalón largo en la FEMEXFUT, en su tercer año con este reglamento
implementado.
Llamarle crisis a esta etapa del conjunto escualo es minimizar un
problema grave en todas sus dimensiones, pero los problemas necesitan
soluciones, y la del equipo jarocho llegará, llegará mañana o llegará en dos años,
pero lo hará y, sólo entonces, el equipo habrá aprendido de los errores para
disfrutar de las mieles de la victoria.
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