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Helmut Marko y el final de una era en Red Bull

Con 132 victorias, seis títulos de pilotos, ocho campeonatos de constructores, veinte pilotos promovidos a la Fórmula 1 y seis décadas dedicadas al automovilismo, Helmut Marko dejará la máxima categoría al finalizar el año.

Imágen: SoyMotor.com


El asesor más influyente del proyecto deportivo de Red Bull cerrará su etapa con los austriacos al finalizar el año, esto tras tomar la decisión el lunes Abu Dabi en una junta con la cúpula directiva de la marca austriaca. El final de esta relación marca la ruptura de uno de los programas más dominantes de la era moderna de la Fórmula 1.

Tras dos décadas al frente del programa de jóvenes talentos, Marko confirmó su retiro una vez que la escudería hizo oficial la ruptura. Bajo su dirección, Red Bull construyó la cantera más exitosa de los últimos años. Siete de los veinte pilotos de la parrilla actual provienen del programa Red Bull Junior, a los que se sumará Arvid Lindblad en 2026, consolidándose cómo el sistema de desarrollo más exitoso de la categoría contemporánea.

El equipo liderado por Oliver Mintzlaff ya había enfrentado la salida de gente importante dentro de la estructura como Adrian Newey y Christian Horner. Ahora, el equipo ejecuta cambios profundos en su modelo interno, tras un año marcado por controversias vinculadas al ejercicio del poder dentro de la estructura.

Milton Keynes se prepara para un ciclo de transición. La próxima gran prueba llegará en 2026, cuando la nueva era técnica de la Fórmula 1 pondrá a prueba la capacidad del equipo para sostener su competitividad sin los arquitectos de su época más dominante.

Las claves de su salida

Las fricciones entre Marko y la directiva se venían arrastrando desde el Gran Premio de Las Vegas. Un mensaje de radio erróneo difundido por Red Bull aseguró que Antonelli había permitido el adelantamiento de Norris en la última vuelta. La declaración desencadenó una oleada de ataques y amenazas contra el piloto de Mercedes.

Ante la gravedad de la situación, Red Bull publicó un comunicado oficial asumiendo el error, en una petición proveniente del tetracampeón. Este episodio tuvo consecuencias visibles en el italiano. En Abu Dabi, al finalizar la última carrera, Antonelli preguntó por la diferencia en unidades por la que había perdido Verstappen frente a Norris y, en el post carrera se disculpó con el neerlandés por ceder la posición en la última vuelta, una muestra del impacto psicológico generado por la presión y el acoso vivido.

Sin embargo, el detonante definitivo para su salida fue otro. Marko habría estado adelantando la incorporación de pilotos de Fórmula 2 al programa Red Bull junior como medida preventiva ante una posible salida futura de Verstappen, sin consultar a los niveles superiores de la compañía. 

De acuerdo con el diario neerlandés De Limburger, el asesor llegó a negociar la incorporación de Alex Dunne, piloto vinculado a la academia de McLaren; sin embargo, los austriacos no estarían interesados en este fichaje, obligando a los de Milton Keynes a pagar una indemnización superior a la prevista para romper compromisos contractuales, generando pérdidas económicas y tensiones internas.

La directiva interpretó estos movimientos como un exceso de atribuciones y una ruptura de los protocolos internos, lo que terminó de fracturar una relación ya desgastada.

El declive competitivo y las dudas sobre el modelo

La última temporada abrió grietas en la estructura deportiva de Red Bull. La incorporación de “ChecoPérez representó un golpe directo a la filosofía tradicional de la academia. La dupla conformada por un piloto experimentado y una joven promesa resultó más eficaz que la apuesta por alineaciones compuestas únicamente por talentos emergentes, un modelo caracterizado por la mentalidad de Helmut Marko.

Tras la salida del mexicano, el equipo encadenó decisiones controvertidas. El ascenso de Lawson al equipo principal por delante de Tsunoda generó divisiones. La corrección posterior, con el japonés ocupando el asiento sin lograr estabilizar el proyecto y la reciente apuesta por Hadjar como compañero del neerlandés se han convertido en decisiones que han marcado la contra de la filosofía austriaca.

La presión extrema y la nula tolerancia a los errores se ha convertido en el sello de la escudería; sin duda embargo, ese rasgo se debilitó con la llegada de Pérez. En los últimos cuatro años, ningún egresado de la academia ha logrado acercarse al nivel de rendimiento de Verstappen, lo que ha abierto dudas sobre la efectividad del sistema evidenciando que la fórmula de éxito no es replicable de manera automática.

La salida de Helmut Marko representa el cierre de una era. Su legado no solo se mide en títulos, sino en la transformación de Red Bull en una potencia estructural de la Fórmula 1. Su salida se hará efectiva al final de la temporada y lo que ocurra a partir de entonces definirá si la escudería es capaz de sostener su posición sin el estratega que ayudó a moldear su ADN competitivo.

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