Me considero fan de ella, la razón, al igual que muchas personas, es porque me siento muy identificada en cada una de sus letras. Es como si pudiera ponerle nombre a lo que pienso y siento. Y este disco no es la excepción, a pesar de no ser tan poético como proyectos anteriores de ella como Folklore o Evermore.
Aún así, me quedé analizando la portada del disco, la relación que tiene con el primer sencillo, “The Fate Of Ophelia”, y cómo Taylor Swift nos habla de independencia femenina, sanación, acompañamiento y de romper con el arquetipo de Drama Femenino después de desafortunadas experiencias con los hombres que nos rodean.
A todo esto... ¿quién es Ophelia y por qué una superestrella nos habla de ser salvadas de su destino?
Poéticamente suena excelente “ser salvadas”, pero alimentaría el estereotipo de que una mujer necesita ser rescatada por un príncipe azul, como en los cuentos de Disney. Pero es más un recurso literario que literal.
El Origen de la Tragedia
Shakespeare, reconocido dramaturgo inglés, escribió en los años 1600 la tragedia teatral Hamlet, donde uno de los personajes, e interés amoroso del protagonista, es Ophelia.
Ophelia, joven proveniente de familia noble, enamorada del príncipe de Dinamarca Hamlet, pura e inocente. Es como si representara todo lo que se espera de una mujer. Al final perdió la cordura y tuvo un dramático final. ¿Pero por qué alguien tan buena tendría ese destino? Ophelia en Hamlet representa a una mujer que fue víctima del patriarcado: usada, traicionada y silenciada por los hombres que la rodeaban: su padre, su hermano y el amor de su vida. Su pérdida de cordura y final fue un signo de protesta en resultado a las decisiones que los hombres en su vida tomaron. Sellando así, su destino.
Ophelia Representada
En los años 1800, en la Real Academia
de Arte, se fundó por estudiantes una hermandad que se hacía llamar
Prerrafaelista. Era un grupo que tenía como objetivo la crítica al arte, ya que
pensaban que después de Rafael todo el arte era igual: plano y sin creatividad.
Una de las obras más importantes de
este grupo fue “Ophelia” pintada por John Everett Millais en
1852. La modelo que encarnó a Ofelia fue Elizabeth Siddal, artista y
modelo, principalmente de la hermandad, y también esposa del amigo de Millais,
Dante Gabriel Rosseti.
Mientras se realizaba la obra, Siddal
posó con un vestido de novia, simbolizando a “la novia que no llegó al altar”,
sumergiéndose en una tina de baño mientras la rodeaba el fuerte frío de
invierno en Inglaterra. A pesar de que se le habían colocado velas alrededor de
la tina, Millais se olvidó de mantenerlas encendidas, por lo que lógicamente la
temperatura del agua fue bajando. Ella, a pesar de estarse congelando, no se
movió, no murmuró, se quedó posando, pensando que el arte valía más la pena que
su propia vida. Después de eso, enfermó de una fuerte pulmonía, en la que se le
recetó láudano, del cual se hizo adicta y que fue la causa de la sobredosis que
la llevó a su muerte en 1862. Previo a su muerte, Elizabeth había sido una
mujer que tuvo que luchar muchas veces por el espacio que quería ocupar, pero
que lamentablemente nadie le dio con apertura y seguridad. Era una mujer
inteligente, talentosa y que gozaba de una hermosura. Aún así, nunca fue
suficiente para el entorno que la rodeaba, para su familia, incluso para su
propio esposo. Por lo que a la fecha queda en duda si su muerte fue accidental,
como se dictó, o fue un suicidio.
¿Siddal, la mujer que encarnó a
Ophelia en su máximo esplendor? No, pero tenían varias similitudes. Eran
mujeres inteligentes, gentiles, sensibles, hermosas, empáticas, buenas y
también víctimas de su entorno, y al final siendo tachadas de trágicas y dramáticas,
cumpliendo con este arquetipo inicial que explicábamos. Siddal, al igual que
Ophelia, su voz fue silenciada en múltiples ocasiones. Una mujer llena
de talento, pero opacada por su drama amoroso. Dante, un hombre que, más de 10
años saliendo con Lizzie, no sabía si quería estar con ella o no, casándose con
Elizabeth casi en lecho de muerte, pero engañándola en cada ocasión que podía.
Y la obra de Ofelia inmortaliza y pareciese que refuerza la idea de que, en la
vida real, las mujeres enamoradas y sensibles se acercan peligrosamente a este
arquetipo trágico que nos representan los artistas masculinos, culminando con
este “destino”, como si no fueran agentes individuales,
pareciendo así incapaces de reclamar su propia narrativa, sin poder escapar de
un destino trágico predefinido por el desamor y la traición.
Reclamando el Destino Propio
Entonces, ¿esto qué tiene que ver con
Taylor Swift? En su nueva canción “The Fate Of Ophelia”, lo puedo
interpretar como puedes cumplir con este arquetipo sin necesariamente ceder a
la sumisión, sin permitir que los demás elijan tu destino. Y a pesar de ser
dueña de tu narrativa, puedes elegir compartirla con alguien sin anular tu
propia independencia. Aquí podemos ver que el “rescate” del que
habla Swift, sirve más como un catalizador que como una sumisión hacia
él, reafirmando su identidad. Un contraste muy evidente a comparación de
su entrega anterior, The Tortured Poets Department, donde nos mencionó
en múltiples ocasiones cómo le costaba soltar, cómo el aferrarse a su amor la
estaba alejando de sí misma. A pesar de que quisiera estar productiva, la
nostalgia la agotaba. Su amor era tolerado, no celebrado, cumpliendo así con la
profecía.
Considero que la Ophelia de Taylor es
una mujer que dice: Claro, soy dramática, sensible, nostálgica, herida y aun
así puedo seguir luchando por mis sueños, metas y por mí, sin importar quién me
quiera acompañar. Viendo más a su pareja como un apoyo y guía que
como alguien que la controla o de quien tiene que depender. Es así como podemos
ver que sí, en efecto, la salvaron del destino de Ophelia, pero también hubo
una reclamación de sí misma y amor propio de por medio, eligiendo vivir,
amar y seguir siendo ella misma.
En el mundo habitamos muchas
Ophelias. Donde sentimos que tenemos que estar a expensas de los demás, a
callarnos para evitar caos, a sacrificarnos para cuidar y mantener. Donde
pareciese que el amor es más algo que tienes que vivir desde la aprensión que
desde la libertad. Y así, poco a poco, vamos excavando nuestra propia tumba de
la cual nos habla Taylor. Pero a pesar de tener la tumba, podemos elegir un
camino de amor que no nos exija ahogarnos.



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