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FLOTAR O SER RESCATADA: Reclamando la Narrativa Detrás del “Destino de Ophelia”

 El 03 de octubre de este año, Taylor Swift lanzó su disco número 12: The Life Of a Showgirl.

Me considero fan de ella, la razón, al igual que muchas personas, es porque me siento muy identificada en cada una de sus letras. Es como si pudiera ponerle nombre a lo que pienso y siento. Y este disco no es la excepción, a pesar de no ser tan poético como proyectos anteriores de ella como Folklore o Evermore.

Aún así, me quedé analizando la portada del disco, la relación que tiene con el primer sencillo, “The Fate Of Ophelia”, y cómo Taylor Swift nos habla de independencia femenina, sanación, acompañamiento y de romper con el arquetipo de Drama Femenino después de desafortunadas experiencias con los hombres que nos rodean.

A todo esto... ¿quién es Ophelia y por qué una superestrella nos habla de ser salvadas de su destino?
Poéticamente suena excelente “ser salvadas”, pero alimentaría el estereotipo de que una mujer necesita ser rescatada por un príncipe azul, como en los cuentos de Disney. Pero es más un recurso literario que literal.


El Origen de la Tragedia

Shakespeare, reconocido dramaturgo inglés, escribió en los años 1600 la tragedia teatral Hamlet, donde uno de los personajes, e interés amoroso del protagonista, es Ophelia.

Ophelia, joven proveniente de familia noble, enamorada del príncipe de Dinamarca Hamlet, pura e inocente. Es como si representara todo lo que se espera de una mujer. Al final perdió la cordura y tuvo un dramático final. ¿Pero por qué alguien tan buena tendría ese destino? Ophelia en Hamlet representa a una mujer que fue víctima del patriarcado: usada, traicionada y silenciada por los hombres que la rodeaban: su padre, su hermano y el amor de su vida. Su pérdida de cordura y final fue un signo de protesta en resultado a las decisiones que los hombres en su vida tomaron. Sellando así, su destino.

Ophelia Representada

En los años 1800, en la Real Academia de Arte, se fundó por estudiantes una hermandad que se hacía llamar Prerrafaelista. Era un grupo que tenía como objetivo la crítica al arte, ya que pensaban que después de Rafael todo el arte era igual: plano y sin creatividad.

Una de las obras más importantes de este grupo fue “Ophelia” pintada por John Everett Millais en 1852. La modelo que encarnó a Ofelia fue Elizabeth Siddal, artista y modelo, principalmente de la hermandad, y también esposa del amigo de Millais, Dante Gabriel Rosseti.

Mientras se realizaba la obra, Siddal posó con un vestido de novia, simbolizando a “la novia que no llegó al altar”, sumergiéndose en una tina de baño mientras la rodeaba el fuerte frío de invierno en Inglaterra. A pesar de que se le habían colocado velas alrededor de la tina, Millais se olvidó de mantenerlas encendidas, por lo que lógicamente la temperatura del agua fue bajando. Ella, a pesar de estarse congelando, no se movió, no murmuró, se quedó posando, pensando que el arte valía más la pena que su propia vida. Después de eso, enfermó de una fuerte pulmonía, en la que se le recetó láudano, del cual se hizo adicta y que fue la causa de la sobredosis que la llevó a su muerte en 1862. Previo a su muerte, Elizabeth había sido una mujer que tuvo que luchar muchas veces por el espacio que quería ocupar, pero que lamentablemente nadie le dio con apertura y seguridad. Era una mujer inteligente, talentosa y que gozaba de una hermosura. Aún así, nunca fue suficiente para el entorno que la rodeaba, para su familia, incluso para su propio esposo. Por lo que a la fecha queda en duda si su muerte fue accidental, como se dictó, o fue un suicidio.

¿Siddal, la mujer que encarnó a Ophelia en su máximo esplendor? No, pero tenían varias similitudes. Eran mujeres inteligentes, gentiles, sensibles, hermosas, empáticas, buenas y también víctimas de su entorno, y al final siendo tachadas de trágicas y dramáticas, cumpliendo con este arquetipo inicial que explicábamos. Siddal, al igual que Ophelia, su voz fue silenciada en múltiples ocasiones. Una mujer llena de talento, pero opacada por su drama amoroso. Dante, un hombre que, más de 10 años saliendo con Lizzie, no sabía si quería estar con ella o no, casándose con Elizabeth casi en lecho de muerte, pero engañándola en cada ocasión que podía. Y la obra de Ofelia inmortaliza y pareciese que refuerza la idea de que, en la vida real, las mujeres enamoradas y sensibles se acercan peligrosamente a este arquetipo trágico que nos representan los artistas masculinos, culminando con este “destino”, como si no fueran agentes individuales, pareciendo así incapaces de reclamar su propia narrativa, sin poder escapar de un destino trágico predefinido por el desamor y la traición.


Reclamando el Destino Propio

Entonces, ¿esto qué tiene que ver con Taylor Swift? En su nueva canción “The Fate Of Ophelia”, lo puedo interpretar como puedes cumplir con este arquetipo sin necesariamente ceder a la sumisión, sin permitir que los demás elijan tu destino. Y a pesar de ser dueña de tu narrativa, puedes elegir compartirla con alguien sin anular tu propia independencia. Aquí podemos ver que el “rescate” del que habla Swift, sirve más como un catalizador que como una sumisión hacia él, reafirmando su identidad. Un contraste muy evidente a comparación de su entrega anterior, The Tortured Poets Department, donde nos mencionó en múltiples ocasiones cómo le costaba soltar, cómo el aferrarse a su amor la estaba alejando de sí misma. A pesar de que quisiera estar productiva, la nostalgia la agotaba. Su amor era tolerado, no celebrado, cumpliendo así con la profecía.

Considero que la Ophelia de Taylor es una mujer que dice: Claro, soy dramática, sensible, nostálgica, herida y aun así puedo seguir luchando por mis sueños, metas y por mí, sin importar quién me quiera acompañar. Viendo más a su pareja como un apoyo y guía que como alguien que la controla o de quien tiene que depender. Es así como podemos ver que sí, en efecto, la salvaron del destino de Ophelia, pero también hubo una reclamación de sí misma y amor propio de por medio, eligiendo vivir, amar y seguir siendo ella misma.

En el mundo habitamos muchas Ophelias. Donde sentimos que tenemos que estar a expensas de los demás, a callarnos para evitar caos, a sacrificarnos para cuidar y mantener. Donde pareciese que el amor es más algo que tienes que vivir desde la aprensión que desde la libertad. Y así, poco a poco, vamos excavando nuestra propia tumba de la cual nos habla Taylor. Pero a pesar de tener la tumba, podemos elegir un camino de amor que no nos exija ahogarnos.


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