En la edición de este año, conviven los grandes clásicos que marcaron la infancia de muchos (como Don Omar y Wisin) con los nombres más frescos de TikTok y las plataformas digitales, como Young Miko y otros exponentes del trap experimental. Este contraste no solo refleja la evolución musical, sino también la transformación del público: fans que bailaban “Gasolina” con sus padres ahora corean los hits más virales mientras graban sus reels y stories.
El Flow Fest funciona como un mapa generacional del reguetón. En un mismo espacio, los mayores se emocionan con himnos de la vieja escuela mientras los jóvenes descubren fusiones electrónicas, beats híbridos y nuevos lenguajes urbanos. Cada escenario es una cápsula del tiempo: uno revive la nostalgia, otro apunta al futuro del género, y en medio, se encuentra el presente.
Esta mezcla también provoca interacciones inesperadas: abuelos que ven a sus nietos perrear junto a amigos, influencers que mezclan lo clásico y lo nuevo en sus transmisiones, y toda una audiencia que comparte el mismo pulso, aunque sus referentes musicales sean distintos. El Flow Fest demuestra que el reguetón ya no tiene límites generacionales; es un lenguaje común que conecta emociones, recuerdos y tendencias de distintas épocas.
Más que un festival, el Flow Fest 2025 es una experiencia transgeneracional, donde el sonido de “Gasolina” convive con los hits de TikTok, y donde cada salto, cada coro y cada grito confirma que el reguetón no solo sobrevive, sino que evoluciona y une.
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