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| Foto tomada de internet |
En medio de una industria que suele estar dominada por coreografías, luces intensas y estrategias virales, hay una banda que decidió hacer las cosas a su manera, sin trajes iguales, sin fórmulas prefabricadas, solo música honesta, letras que hablan sin rodeos y un sonido que nace desde el corazón. Así es The Rose, y por eso es imposible ignorarlos.
Formada en Corea del Sur en 2017, The Rose no llegó para competir con los gigantes del K-pop. Lo suyo siempre fue distinto, desde su primer sencillo, Sorry, dejaron claro que su camino no sería el típico. Melodías melancólicas, vocales cargadas de emoción y una estética más cercana al indie alternativo que al pop comercial. En lugar de gritar “mírennos”, sus canciones susurraban “escúchennos”.
Con el tiempo, su base de fans (los Black Roses) comenzó a crecer, no a fuerza de promociones masivas, sino por el boca en boca. Porque escuchar a The Rose es como abrir una carta que alguien escribió para ti sin conocerte, hablan de la ansiedad, del amor que no fue, de los días oscuros y de la necesidad de sanar. No suenan como nadie más, suenan a ellos mismos.
Después de una pausa obligada por temas legales y el servicio militar, regresaron más fuertes que nunca. Con el álbum Heal, reafirmaron lo que muchos ya sabían: que la música, cuando es sincera, encuentra su camino. Con DUAL, exploraron esa dualidad entre luz y oscuridad que vive en todos nosotros. No buscan parecer perfectos. Buscan ser reales.
Hoy, The Rose no solo es una de las bandas más queridas del K-indie, también es una de las más respetadas a nivel global. Han girado por todo el mundo, llenado venues en ciudades que ni imaginaban y, sobre todo, han creado una conexión con su audiencia que va más allá del idioma.
Porque The Rose no hace canciones para bailar en tendencia. Hace música para cuando necesitas respirar. Y esa, probablemente, sea la razón por la que ya no son solo una banda, para muchos, son un refugio.


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