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Mujeres en silencio: La prohibición talibán de la voz femenina

 

Foto: Ebrahim Noroozi/AP

En un desarrollo que marca un nuevo y severo giro en las restricciones impuestas por el régimen talibán, las autoridades han anunciado una prohibición total para que las mujeres hablen en público o aparezcan en los medios de comunicación. Esta orden, emitida por el Ministerio para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio y ratificada por Hibatullah Akhundzada, líder del régimen talibán, ha entrado en vigor esta semana y ha llevado a una rápida implementación en todo el país.

La medida prohíbe a las mujeres participar como locutoras de radio, presentadoras de televisión y oradoras en eventos públicos. También se les prohíbe cantar, recitar o leer en voz alta en cualquier contexto donde su voz pueda ser escuchada, afectando tanto a los medios de comunicación como a las actividades culturales y educativas. Esta política se basa en una interpretación extrema de la ley islámica, específicamente la escuela Hanafi, que considera la voz femenina como una forma de "tentación" y restringe su expresión al ámbito privado.

Adicionalmente, el régimen ha impuesto restricciones sobre la vestimenta femenina. Las mujeres deben cubrir sus rostros completamente y usar un velo que las tape hasta las rodillas, eliminando cualquier forma de visibilidad pública de su rostro y figura. Estas normas se suman a otras restricciones que ya limitaban la movilidad y la presencia de las mujeres en la esfera pública.

Los talibanes justifican estas políticas argumentando que la presencia y voz de las mujeres en espacios públicos son contrarias a los principios religiosos y a la moralidad que buscan promover. Según ellos, la eliminación de la participación femenina en estos ámbitos es necesaria para mantener el orden y la pureza en la sociedad afgana.
La prohibición ha generado una oleada de críticas internacionales, con organismos de derechos humanos y la ONU denunciando la medida como una violación grave de los derechos fundamentales. A pesar de las condenas externas, el régimen talibán ha mantenido su postura, defendiendo la medida como una cuestión de soberanía y conformidad con sus interpretaciones religiosas.

Con esta nueva prohibición, se exacerba la preocupante situación de derechos humanos y el futuro de las mujeres en Afganistán parece aún más incierto.

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