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El papel de la ecología en la economía

“Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos”
-Yuri Gagarin

Fotografía: Hafid León 



Oikos (casa), nomos (administración); son las palabras que dan origen a la palabra “economía” la cual designa a aquella área de conocimiento que busca dar respuesta a la pregunta por la mejor forma en que los recursos deben de ser utilizados para la subsistencia de la vida. 

Ahora bien, esos recursos, para esta área de conocimiento, no se limitan a las pertenecientes a un individuo, si no a su conjunto. Es decir, se trata de los recursos que se hallan en una esfera metabólica. 

Si bien una sociedad de humanos, tiende unicamente a realizar esta administración sobre los recursos que el domina como territorio, ésta no puede pretender que sus recursos son aislados, puesto que de facto no los domina como territorio; aquellos seres vivos que realizan el metabolismo necesario que sustenta al oikos tiende a interactuar con seres vivos externos a éste por medio de la transición migratoria de un sitio a otro, por medio de la interacción que otros seres migratorios que llegan hasta el sitio en donde estos se encuentran, o bien por fenómenos generados en la propia dinámica metabólica de la biosfera: inundaciones, diluvios, sequías, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas…

Al metabolismo le importa poco cuánto subjetivamente el vir [hombre] crea poseer todos los derechos sobre algo, porque la verdad es que el hombre nada más que en su propio coco y él mismo es presa del metabolismo de la bíos. Sin embargo, si que el humano tiene un poder, pero está encadenado a él; no puede rechazarlo, no puede dejar de ser; inclusivo en su muerte se es y en ese ser se tiene el poder. Hasta los muertos nos hablan. Esa es la verdad de aquella frase que profesa “incluso no hacer ya es un hacer”. De la misma forma en que una roca quieta hace en el rio su efecto existencial, su hacer es el sólo estar, y de este estar hace que las cosas sean de una forma. 

Así el hombre no tiene una naturaleza, sino que él está en ella; la naturaleza no le pertenece al hombre, sino que él le pertenece a ella. Por lo que “al operar (…) sobre la naturaleza externa a él y transformarla, transformar a la vez su propia naturaleza”(Marx). 

El problema económico se plantea en esa naturaleza humana, pues ésta y su vida no depende de él, independiente de toda cosa externa; sino que él es completamente dependiente del metabolismo de la bíos. Por lo que su hacer, es decir su trabajo, si quiere cumplir con los fines económicos: encontrar la mejor forma de administrar los recursos que permitan la subsistencia de la vida; debe estar fundamentado en una comprensión (logos) del lugar en que vive (oikos) para ser capaz de predecir los efectos que su hacer tendrá en ese lugar, y con tal predicción determinar si ese trabajo satisface(rá) las cuestiones económicas. 

En efecto, toda economía debe estar basada en una ecología que le permita predecir cómo el trabajo desarrollará el metabolismo de la bíos. Aquí es necesario recordar lo ya dicho, que el hombre no posee el pequeño territorio donde habita, sino que el hombre esta poseído por el sistema total de la bios: por lo que su ecología, aunque fundamentalmente local, debe ser capaz de captar el sistema total. 

Al comprender la totalidad del sistema se es capaz de entender cómo un problema de sequías por el cierre de una presa en otra latitud fuera de su territorio no puede tener una solución meramente local y aislada; de igual forma con la caza desmedida de algún animal, la desviación de un rio, la deforestación de un bosque, la derrama de petroleo en lagunas y mares, la quema de combustible… tiene efectos no sólo en lo local sino en lo global. Por todo esto, la economía no puede ser dirigida por fines individualistas, sino comunitarios; no es la vida de uno el fundamento, sino la vida en general. 

Aquí debemos plantear un problema fundamental, en cómo la migración afecta al lugar que se llega. En cualquier especie sucede en las mismas cantidades, aunque en distinta forma. Pues la especie habituada a un sitio tiende a comportarse de la misma forma en que lo hacia en su lugar de origen, aun cuando dicho comportamiento sea inadecuado tanto para la especie como para el mismo sitio. 

La especie que se ha introducido en el nuevo sitio, podrá adaptarse o no; de no hacerlo tenderá que extinguirse; de hacerlo lo hará en uno de los sentidos: naturalizada o aborigen. En sociedades humanas es más claro, aunque suceda con todo tipo de animal; de adaptarse en sentido naturalizado será el nuevo entorno quien dictamine las nuevas formas de comportamiento (hábitos), la nueva especie se habitua al lugar conjuntándose armónicamente con el sitio: aquí el secreto del porqué las sociedades naturalizadas al entender su entorno pueden satisfacer todas sus necesidades según lo que el propio metabolismo del entorno provee. Por otro lado, de adaptarse en sentido aborigen será la especie la que imponga sus hábitos al entorno, esto se ve ejemplificado en las sociedades coloniales que, acostumbradas a un estilo de vida, querían replicar el mismo sistema en el nuevo lugar, terminado por introducir nuevas especies de plantas y animales. Aunque a priori esto no es malo, se convierte en un problema cuando se pretende homogeneizar todas las sociedades, pues no todos los habitad pueden dar lugar al mismo estilo de vida, y si se los impone da lugar a desequilibrios que dan demasiados problemas. 

Es importante señalar esta diferencia, pues una sociedad podría ser igualmente nativa (en el sentido de la longevidad en el sitio respecto de otra, incluso más), pero con un sistema aborigen o con uno natural(izado).

Sin entrar en detalle a la globalización, éste (el sistema aborigen generalizado) ha sido uno de los problemas generados por ella, generando desequilibrios enormes en el proceso metabólico de la biosfera. En la búsqueda por la acumulación del capital se ha creado un sistema creador de falsas necesidades que hacen dependientes los unos a los otros de la importación y la exportación a grandes distancias, todo para mantener un estilo de vida aborigen. Se ha desechado a la ecología como guia de la economía, invirtiendo los papeles: la economía guia a la ecología, le exige apruebe sus planes reduciéndola a lo mas local posible, hasta hacerla una simple jardinería. Mientas la economía se encarga de lo más global y determina cómo lo global debe ser. Hay que invertir nuevamente los papeles. 




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