El TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS MEXICANO

Foto: TWITTER / @SABIASQUE_MX

Alrededor del mundo podemos encontrar lugares sumamente desconocidos para la humanidad. El mar es un ejemplo claro, sólo se conoce un porcentaje pequeño de este cuerpo azul; pero también la Tierra esconde ubicaciones que aún no han sido explicadas por la ciencia, cuyos fenómenos sorprenden a los curiosos y escépticos.

Al norte del país, podemos encontrar un lugar misterioso y que hasta la época, los científicos y parte del gobierno aún no han podido explicar. Pero lo que es cierto es que este lugar se ha vuelto un sitio lleno de leyendas, mitos e historias para contar en la oscuridad. 

Foto: El Siglo de Torreón 

La llamada zona del silencio es un espacio ubicado en los estados de Durango, Coahuila y Chihuahua, altamente reconocido por sus fábulas entre los pobladores de dichos pueblos. Todo comenzó a principios de la década de los 70, cuando un misil lanzado desde una base estadounidense perdió su curso y cayó en dicha ubicación; transportaba dos contenedores de cobalto 57, un material radioactivo. Pasaron tres semanas hasta que investigadores y especialistas norteamericanos pudieron hallar dichos contenedores y regresarlos a su país.

Allí fue cuando empezó la leyenda de este enigmático lugar. Con el tiempo, los relatos escritos y verbales abundaban por doquier, trataban de justificar que el misil había sido derribado debido a una inexplicable fuerza magnética que había traído como consecuencia que ningún aparato tecnológico se pudiera utilizar.

Foto: Visita Chihuahua

Otras leyendas cuentan encuentros con extraterrestres, otros afirmaban que su fauna era diferente a la de cualquier lugar debido a que esos seres vivos eran mutaciones creadas por el material radioactivo.

Lo que sí es cierto, es que debido a estas narraciones, el turismo a la zona del silencio iba incrementando, lo que ocasionó una consecuencia ecológica grave dentro del ecosistema. Esto  era principalmente porque se extraían muestras tanto de la flora como de la fauna del recinto. En el caso particular de los animales, es que eran separados de su hábitat natural para posteriormente ser vendidos como animales exóticos en mercados negros, afectando gravemente su ambiente.

Afortunadamente, las autoridades y grupos ambientalistas pudieron llegar a poner orden a la situación, por lo que un porcentaje del área quedó restringida para su conservación, mientras que otra fue usada para el turismo y la venta local, construyendo un pequeño laboratorio construido por las autoridades.