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De continuar este "nacionalismo de vacunas" y de seguir ignorando la iniciativa COVAX, la cual tiene como objetivo asegurar la equitativa distribución de vacunas, otorgando facilidades a las naciones más pobres, tendremos a unos cuantos países con su población completamente vacunada y a una gran cantidad de otras naciones sin vacunar siquiera al personal médico.
Si bien pareciera que una vez vacunada la población de un país hará que la economía repunte y que haya un regreso a la normalidad, estaríamos ignorando al mundo globalizado en el que vivimos, con intercambios no solo económicos, sino entre personas y de información. Según cálculos de un estudio citado por la ONU, los beneficios económicos de una asignación equitativa de vacunas para diez países de altos ingresos sería de, al menos, 153 millones de dólares en 2021 y ascendería hasta 466 mil millones en 2025.
Esto nos permite entender que no podemos pensar solo internamente, si bien la función de todo gobierno es ver por el bien de su población, este tampoco debe ignorar los compromisos internacionales que se han adquirido y mucho menos se puede dar el lujo de ignorar que vivimos e un mundo, en el cual las fronteras cada vez se vuelven más delgadas, por lo cual se deben hacer esfuerzos por tener una convivencia armónica en la que se fomente la cooperación.
De la misma forma, si los motivos humanitarios e idealistas no son suficientes, entonces debemos recordar que las economías del mundo también están conectadas y no podemos recuperarnos económicamente, si nuestros socios comerciales o proveedores no pueden sacar a flote su economía.
En cuanto a México, es necesario que transparenten los contratos de pre-comprar y que no solo se limite a ceder sus dosis, sino instar a los demás países a sumarse al recorte de dosis ordenadas.
Esta es una amenaza global y no podemos salir de ella con soluciones nacionales, necesitamos pensar globalmente.
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