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Nicolas Asfouri/AFP/Getty Images |
En la
última década, China ha aumentado su presencia en Medio Oriente, esto se debe
por su crecimiento económico, político y militar dándole a Bejín la
oportunidad de un mayor acercamiento con los gobiernos de la región.
China
apuesta por las inversiones directas en la región basando sus relaciones en
torno a cuestiones energéticas (China es uno de los mayores importadores de
petróleo y casi la mitad de su suministro proviene de Medio Oriente) y de
infraestructura, de esta manera apoya su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda a
(BRI sus siglas en inglés).
Xi
Jinping ha logrado una fuerte consolidación en sus relaciones con mandatarios
de Medio Oriente. Su visita a Arabia Saudita, donde se lograron grandes
acuerdos petroleros para China y Arabia Saudita, consolidó una gran compra de
armas para mantener seguras sus reservas petroleras así también para acordar su
dependencia con EE.UU.
Sobre
la Nueva Ruta de la Seda, China concentra su proyecto en el Corredor Económico China-Pakistán (CEPC) que hará que las regiones de la China
occidental y las del mar Arábigo y del Océano Índico estén unidas vía Pakistán. El
propósito de este mega proyecto es facilitar el comercio con China y Medio
Oriente.
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BBC |
En
cuestiones de seguridad, el gobierno de Bejín ha sabido ir con cautela;
recordemos que Estados Unidos es el que lleva la batuta en la región desde que
inició su Guerra Preventiva tras los ataques del 9-11. Para esto, China opta en
no adentrarse demasiado en los conflictos que aqueja la zona, pero se ha
presentado como un negociador neutral al que se puede acudir para buscar una
solución a los conflictos.
China seguirá con su línea de
cooperación y de desarrollo: coordinación
política, conectividad de instalaciones, comercio sin obstáculos, integración
financiera y lazos entre personas.
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