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China ha mantenido una política muy especifica con
respecto a Taiwán. El año pasado, el gobierno de Pekín no dudó en demostrar su
determinación y ganó mayor control sobre Hong Kong, dejando un claro mensaje a Taiwán,
territorio que China continental ha venido reclamando desde hace décadas. Con
el cambio de administración de Estados Unidos, China vuelve a dejar en claro que
no permitirá la interferencia de potencias extranjeras en asuntos internos.
Desde hace unos meses, se ha mantenido un despliegue por
parte de las fuerzas armadas chinas cerca de la frontera con Taiwán. El gobierno chino ha argumentado que la simulación de ejercicios militares en esta
zona es una señal de que si Taiwán o Estados Unidos siguen desafiando al régimen, este no dudará en actuar.
No obstante, hace dos semanas la presencia militar se intensificó
en la frontera entre ambas naciones asiáticas, lo que preocupa tanto a Taiwán
como a Estados Unidos, esto porque los vuelos e incursiones en territorio taiwanés
han aumentado e incluido la presencia de cazas de combate y bombarderos.
Al mismo tiempo se han reestructurado las funciones de la
guardia costera china a través de una nueva ley que entrará en vigor el primero
de febrero de este año, y que faculta a la guardia costera la potestad de
disparar contra embarcaciones extranjeras que ingresen en aguas reclamadas por China,
así como la demolición de cualquier estructura sobre el mismo territorio reclamado.
Para reforzar esto, el gobierno chino ha manifestado que una
independencia por parte de Taiwán sería considerada como un acto de guerra, y no
se descartará el uso de fuerzas militares para reclamar el territorio de ser
necesario. Este mensaje se da en un momento donde el presidente de Estados
Unidos, Joe Biden, reafirmó su compromiso con Taiwán.
"Les decimos seriamente a las fuerzas independentistas
de Taiwán: quienes juegan con fuego se acaban quemando y la independencia de
Taiwán significa la guerra", informó el portavoz Wu Qian el jueves.
Aunque Taiwán cuenta con el respaldo de Estados Unidos, las
tensiones han ido escalando y han dado como resultado una postura más agresiva por
parte de China, esto teniendo en cuenta que algunos territorios que reclama el
gigante asiático se disputan con otras naciones como Japón, Vietnam, Filipinas,
Indonesia, Malasia, y Brunéi.
Aún con este incremento
de tensiones en el sudeste asiático, se espera que la administración
de Joe Biden mejore las relaciones entre ambas naciones, y se encuentren soluciones
menos agresivas y más diplomáticas para los conflictos que existen en la
región.
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