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El culto al odio

Capital México 



El pasado 16 de diciembre se cumplieron diez años, ¡diez años!, en los que una madre desesperada en la lucha por encontrar a su hija, fue asesinada. El caso de Marisela Escobedo no debe dejarse en el olvido, no podemos permitir que su voz siga sin escucharse, luego de haber exigido justicia, para luego haber sido privada de su vida. 

Inició su lucha a partir de que el sistema judicial de Ciudad Juárez absolviera de los cargos a Sergio Rafael, asesino de su hija Rubí Marisol Frayre Escobedo, quien tan solo tenía 16 años de edad. Pese a que aceptó los cargos del asesinato, los jueces sin explicación lo dejaron libre ante la ‘’falta de consistencia  en la pruebas’’. 

Después de esta trágica decisión por parte de las autoridades chihuahuenses, Marisela Escobedo se dedicó a exigir justicia para Rubí, llegando incluso hasta las puertas de Palacio Nacional, para hablar con el presidente Felipe Calderón Hinojosa, el cual se negó rotundamente a hacerlo. 

A pesar de una intensa búsqueda de justicia, no la halló, lo único que encontró fue impunidad,  corrupción y lo más grave: redes de colusión criminal dentro del gobierno. Este caso como cualquier otro, además de despertar una enorme indignación y dolor, destapó crudamente la cara de un México vulnerado por quienes lo han gobernado. Precisamente, hace unos días en el aniversario luctuoso de Marisela Escobedo, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, declaró que el caso se volvería a abrir.

El feminicidio de la señora Marisela Escobedo como el de su hija Rubí Marisol, no representan una cifra más, sino el reflejo de lo que es el día a día de miles de personas dentro de nuestro país. Uno de los factores de la impunidad respecto a los feminicidos fue el crecimiento  sin igual del crimen organizado y el odio hacia las mujeres, el cual permea a todo México. 

Es increíble que esta madre haya sido asesinada frente al palacio de gobierno de Ciudad Juárez, aun cuando este hecho fue gritado por cientos de voces que aclamaron justicia para Marisela y Rubí, nunca fueron escuchadas. Han pasado diez años y la justicia para ellas simplemente no llega. 

No solo se trata de detener a los asesinos de ambas, sino de castigar a todos los involucrados que formaban parte del sistema de justicia, quienes no hicieron nada, mostraron esa ausencia de imparcialidad. Las redes de corrupción y criminalidad dentro del Estado  mexicano no fueron los únicos factores que participaron en este triste caso, pues Chihuahua ya  contaba con una cifra enorme de feminicidios.

Tanto así que en el año 2010, mismo en que se llevó a cabo el asesinato de Marisela, la cifra ascendió a más de 3 mil 100 asesinatos, los cuales en su mayoría eran dejados en la sombra. Las causas de este crecimiento en los crímenes hacia las mujeres aún se desconocen a ciencia cierta, pero no es raro que en el estado de Chihuahua el odio hacia las mujeres se intensifique si contamos que ese estado es uno de los más conservadores del país por sus prácticas religiosas, alcanzando más de 2 millones de devotos, es decir, poco más del 70%.
 
La religión juega un papel importante en el rol que ellas desempeñan en la sociedad, ya que estos son bien definidos en la religión católica, por lo cual las mujeres se ven completamente desfavorecidas. 

Amarás a tu prójimo

La religión católica es la que predomina en México, según el INEGI, tan sólo en la Ciudad de México hay un 90.5% de personas que están influenciadas en su vidas diarias por las creencias católicas. A lo anterior, se suma la educación en casa, la cual está apoyada por este tipo de fe, con mayor razón en un estado tan conservador como lo es Chihuahua.

La visión que se ha construido sobre ambos géneros en Chihuahua, como en otras partes de México, se ha sostenido por medio de un dominio patriarcal, que se sigue extendiendo dentro del hacer social, donde  sus principales bases han sido la religión, tradición y educación, en  cada uno de estos ámbitos se hace una distinción del rol de géneros.

Si echamos un vistazo al mito judeo-cristiano sobre la creación de la humanidad, podemos ver que en el ámbito social y privado las mujeres son desfavorecidas, ya que esta distinción se dotó de valores superiores para los varones, mientras que a las mujeres se les dio una postura negativa ante otras tareas que no fueran el hogar o la maternidad, además el mito sobre la creación de la humanidad que relatan la mayoría de religiones monolíticas, refiere  un desprecio hacia las mujeres, por ser estas objeto de "pecado".

Uno de los mitos más representativos para la humanidad, es el de Adán y Eva, el cual nos cuenta que Dios creó a la mujer, tomando la costilla de Adán. el primer hombre que Dios creo a su semejanza. De entrada, el mito ya nos está refiriendo un mensaje de dependencia hacia el varón para que, incluso, la mujer tenga existencia. Continuando con uno de los argumentos que más apoyan la misoginia en este mito, se infunda el desprecio y deseo de castigar a lo femenino.

Se relata que Eva tiene una conversación con una serpiente, quien en realidad era Satanás, persuadiéndola de desobedecer a Dios y comer del fruto,el cual contenía la consciencia y la elección del bien y del mal,  que él les prohibió comer. La mujer finalmente accede a la persuasión y seduce a Adán, para que ambos coman del fruto. 

Así mismo, fueron reprendidos por Dios despojándolos del paraíso y de cualquier privilegio, al igual que sus descendientes, privándolos del paraíso eterno, haciendo a la humanidad mortal y con diversos sufrimientos. Eva se convirtió en el primer ser humano en cometer un pecado y por ella existe la inclinación en la humanidad para hacer el mal. Este mito es el argumento principal de las religiones predominantes en México, como la católica, donde su narrativa se basa en historias bíblicas.

La religión es un factor que ha sido ignorado en la erradicación de la misoginia, siendo el adoctrinamiento religioso lo que ha puesto a las mujeres en vulnerabilidad, pues las acciones violentas fueron haciéndose habituales y normalizadas no solo en Chihuahua, sino en todo México, pasando desapercibido el resentimiento que se ha tenido ante lo femenino, disfrazándolo de prácticas religiosas.
 
La construcción de géneros se enseña principalmente  en casa, con las  creencias  que se  sostienen en argumentos generalmente religiosos o culturales, creando con esto una jerarquización innecesaria,  ya que  dicha jerarquía solo trae desigualdad y descomposición social. 

Cifras y patrones demuestran que tanto la participación criminal del estado como la religión  son la causa principal de la situación que no para, donde los asesinatos contra mujeres son consecuencia tanto de la impunidad existente, como de la religión.

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