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IMPLAN Torreón |
Tras una larga búsqueda
de nueve meses, el pasado 10 de diciembre en Baja California,
fueron hallados los restos de Danna Sugey Salgado Dávalos quien habría
desaparecido el 30 de marzo del año en curso. Después de una intensa búsqueda
por parte de su madre y de colectivos dedicados a ello, lograron encontrarla lamentablemente sin vida. Después de un mensaje anónimo dejado a la madre la víctima
supieron que los restos se hallaban enterrados en el fraccionamiento
K-casas en el paraje Tijuana-Rosarito 2000.
Pesé a que esto se ha
vuelto común en México durante las últimas décadas, no deja de ser
lamentable y alarmante este tipo de sucesos, pues los feminicidios no paran y la situación es
preocupante, ya que una de las
razones más comunes de la reproducción de la violencia de género
surge tras la violencia doméstica.
La violencia intrafamiliar se presenta ante la vulnerabilidad que tiene algún miembro de la familia, la de edad, capacidades diferentes o por razón de género, aunque cualquier integrante de la familia podría verse vulnerado, en México la violencia contra las mujeres predomina.
Según datos del INEGI, durante el 2016 en el país se registraron indicios de violencia por parte de la pareja a 46.5 millones de mujeres, de las cuales el 7.3% (3.4 millones) son menores de 18 años, una cuarta parte (11.8 millones) son mujeres jóvenes de entre 18 y 29 años; (38.0%) son mujeres adultas jóvenes de 30 a 49 años; 19.4% son mujeres que se encuentran en la etapa adulta y tienen entre 50 a 64 años y finalmente, 11.4% (4.7 millones) son mujeres adultas mayores con 65 a más años de edad.
La organización Mundial de la Salud estima que casi la mitad de las mujeres asesinadas, lo son a manos de su pareja sentimental, hasta 69% de las mujeres mexicanas relatan haber sido agredidas alguna vez por su pareja, siendo las mujeres el grupo con más vulnerabilidad ante la violencia doméstica, con un 35% de mujeres maltratadas dentro de los hogares mexicanos.
La misoginia que se ha intentado erradicar desde principios del siglo XXI ha sido la razón principal para que las mujeres sean el grupo más vulnerable ante el maltrato dentro del hogar. El trato hacia ellas ha pasado por muchos cambios, con avances significativos para la liberación de los derechos de la mujer, logrando que en la actualidad los comportamientos machistas sean reprobados por la sociedad.
Sin embargo, la reprobación del machismo solo condujo a que se volviera menos evidente, a través de lo que denominan como micro machismo. El psicoterapeuta español Luis Bonino Méndez introdujo este término para referirse a un machismo más sutil, que a diferencia del machismo donde predomina la violencia física, en el micro machismo lo que predomina es el maltrato psicológico, el cual es menos evidente pero más contundente al dañar.
El maltrato que reciben las mujeres en el núcleo de su hogar es un tema grave, no solo para las mujeres que son víctimas directas, sino para la sociedad entera, pues esta situación provoca que sigan emergiendo relaciones violentas. Los niños educados bajo una atmósfera de violencia son los que en su adultez reproducen la violencia aprendida.
Existen estudios científicos donde se
demuestra que las conductas aprendidas en la niñez son reproducidas
en la vida adulta, de acuerdo con los datos mostrados en la revista
científica de Neurología en 2017, los traumas de la infancia
causan un grave deterioro en la forma en la que los individuos se
relacionan en la sociedad, pues sus funciones neuronales se ven afectadas por
los traumas derivados del maltrato recibido en casa.
Detrás de los intentos de sensibilizar a la
sociedad respecto al tema, la situación sigue presente en gran parte de los
hogares mexicanos, la causa se debe a la falta de atención que se tiene sobre el
desarrollo físico y mental de los individuos desde la niñez.
La sociedad mexicana, no puede seguir
ignorando que la violencia en la niñez es clave de conductas violentas que se
detonan principalmente hacia las mujeres, en esta etapa, el niño debe formarse
bajo un sano desarrollo físico y mental. Como menciona el historiador Imbert en 1995, la naturaleza del contacto afectivo familiar, es lo
que condiciona en lo más profundo la personalidad de un individuo. El maltrato
recibido durante la infancia, es un factor para reproducir conductas violentas
tiempo después.
Los niños y niñas al ser
víctimas y testigos del maltrato, se ven afectados, condicionando las relaciones
sociales que se establecerán a lo largo de su vida adulta. Estas
conductas educativas, de los padres hacia sus hijos, suele
ejercerse cuando los padres han estado bajo mismas o peores
condiciones de maltrato durante su infancia, esta violencia proviene
de un ciclo derivado de conductas aprendidas.
La violencia intrafamiliar es dañina no solo para las víctimas directas, sino para la sociedad entera, pues siendo la familia la principal institución de educación y valores, la diversidad de individuos que componen a la sociedad carecen de respeto hacia las mujeres cuando se desarrollan dentro de un ambiente violento. Siendo la familia la principal base en la salud mental de los individuos, es importante tratar el tema, no solo para erradicar el maltrato hacia las mujeres o cualquier integrante, sino para encaminar a la sociedad a una convivencia de respeto y equidad en todos los aspectos que conllevan las relaciones sociales.
Poner énfasis en las consecuencias que conlleva a la sociedad el
maltrato vivido en la infancia derivado de la violencia
intrafamiliar, ayudará a erradicar una de las raíces de la violencia
que las mujeres viven en sus relaciones de pareja, además es posible que
hombres y mujeres gocen de una mejor convivencia, todo esto es posible solamente si en
el hogar se da una atmósfera de respeto hacia cualquier individuo.
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