La edición 62 de los Premios Ariel, organizados por la
Academia Mexicana de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMACC),
aconteció en medio de la austeridad y la distancia, rompiendo paradigmas y con
un discurso contra los males que asechan a la industria. Como muestra de
reconocimiento, la película Ya no estoy aquí del director Fernando Frías de la
Parra, demostró que el cine mexicano puede resurgir de las cenizas.
Con 10 premios, el filme catapultado por Netflix se llevó las categorías a mejor director y mejor película, en esta última se disputó la estatuilla con Esto no es Berlín y Polvo. De acuerdo con el Instituto Mexicano de Cinematografía, se inscribieron 157 cintas, de éstas 68 largometrajes mexicanos, 12 iberoamericanos y 77 cortometrajes figuraron en la lista.
La Secretaría de Cultura felicita a @fer_valadez, directora y guionista de la película #SinSeñasParticulares, por ganar los premios Horizontes y Cooperación Española en el @sansebastianfes. 👏👏👏#VeamosLoNuestro ¡Viva el #CineMexicano! pic.twitter.com/ihU2aDQr56
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) September 28, 2020
El director Frías declaró a la agencia AP que el camino no ha sido fácil:
Quiero dar este mensaje para la gente que tiene ideas y que quiere hacer las cosas con el corazón. Por favor, no se dejen desanimar cuando escriben 80 correos y no les contestan, cuando el proyecto es rechazado una y otra vez, porque hay que seguir confiando.
Oasis de la cultura urbana y la expresión artística, Ya no estoy aquí es un eco de la
violencia que asola al país, donde el narcotráfico es líder y su gente fugitiva
de los crímenes que los asfixian. Su estrellato es símbolo de necesidad por
llevar a la cumbre historias dignas de la anatomía cinematográfica, y para ello
es obligatorio reclamar apoyo al arte que pone en marcha nuestros sueños,
realidades y múltiples pasiones.
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