Entre paredes, durante un largo tiempo
Las clases en línea habían terminado, pero no la velocidad de sus pensamientos, había información que en la noche no la dejaba dormir: “Me despierto como seis veces en la madrugada, buscando una respuesta que no encuentro. Mi mente se quiere acordar y no puedo volver a dormir hasta recordar lo que quiero”; nos compartió Fernanda.
Las medidas de distanciamiento que se han tomado debido a la pandemia del Covid-19, un virus que se ha esparcido por los cinco continentes, ha creado incertidumbre y ansiedad en la población. Los usuarios de redes sociales, para hacer frente a esta situación, han realizado vínculos a través de video llamadas, mensajes de aliento o dinámicas en vídeos para no alejarse de sus seres queridos, amigos, o al menos, no dejar de sentirse humanos y saber que el otro se encuentra en la misma situación: el aislamiento.
Como parte de la condición humana, la soledad juega un papel importante en el desarrollo de una persona, interactuar con los demás se ha vuelto un ejercicio cotidiano y en el contexto de una emergencia sanitaria en donde debemos aislarnos, problemas de salud mental como la depresión y ansiedad pueden acentuarse.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas en el mundo se verá afectada por trastornos mentales o neurológicos en algún momento de su vida. Por otra parte, dos tercios de las personas con un trastorno mental conocido, no buscan ayuda de un profesional de la salud mental debido a la negligencia, discriminación o al estigma en que se tienen.
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Entre paredes, durante un largo tiempo |
Fernanda tendrá este nombre en lugar del de su acta de nacimiento, estudia en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y padece de ansiedad, dice haber ido al psicólogo cuando era pequeña, pero ahora que estaba en la escuela, no tenía tiempo, más que para estudiar.
Tanto la depresión como la ansiedad, son maneras de responder ante una situación externa o interna.
En el caso de presentarse ansiedad, hay episodios de alerta y amenaza, con síntomas que van de dolor abdominal, diarrea o necesidad frecuente de orinar, mareos, cefaleas, tensión muscular, respiración agitada, frecuencia cardiaca rápida e irregular, sudoración, temblores, fatiga, irritabilidad y problemas de insomnio.
En la depresión, los episodios responden al miedo y tristeza profunda, con sentimientos de culpa o falta de autoestima, cambios drásticos en el apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. También pueden ocasionar trastornos del sueño.
Tiene un itinerario de cosas por hacer dependiendo el día de la semana, aunque ha tenido que reducir su lista de actividades: "Al principio quería hacer de todo, han sido subidas y bajadas. Al principio fue felicidad y alivio, porque eran finales de semestre, me animé a hacer cosas, como estudiar. Después empecé a sentirme subestimada por la necesidad de hacer algo productivo y me sentí mal conmigo misma, he reducido mi lista de cosas por hacer y así me he sentido mejor". Con un dejo placentero, Fernanda cuenta su avance.
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Itinerario de Fernanda |
Los trastornos de ansiedad son más frecuentes en las mujeres. Según datos de la OMS, un hombre tiene la mitad de riesgo que una mujer de sufrir ansiedad a lo largo de su vida. La edad de inicio de esta patología se sitúa entre los 20 y los 40 años, y la posibilidad de padecerla disminuye a medida que la edad aumenta; esto da lugar a otras formas de ansiedad que tienen su base en los estados depresivos.
¿Como un círculo vicioso?
Según Wikipedia, la soledad (del latín solĭtas, -ātis) es un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra solo, sin acompañamiento de una persona o animal.
Sin embargo, no es necesario carecer de acompañamiento físico, cabe decir que la enfermedad ya no es algo simplemente fisiológico, ni siquiera psicológico, sino también social y cultural. Está estructurada en nuestra forma de vida.
Así como la pandemia del coronavirus se ha propagado de manera metabólica, la soledad es una enfermedad que se padece alrededor del mundo por factores de influencia sociocultural.
Las personas que se sienten solas tienen un elevado nivel de cortisol (hormona del estrés), problemas circulatorios, cardiovasculares; suelen ser inmuno deficitarios, padecen problemas de insomnio, etc.
John Cacioppo fue un investigador, neurocientífico y psicólogo estadounidense que falleció en el 2018 y mencionó: “Un análisis reciente, —de 70 estudios combinados con más de tres millones de participantes— demuestra que la soledad incrementa las probabilidades de mortalidad en un 26%, aproximadamente igual que la obesidad. El hecho de que más de una de cada cuatro personas en los países industrializados pueda estar viviendo en soledad, con consecuencias seguramente devastadoras para la salud, debería preocuparnos”.
Su itinerario le sirve para estar más tranquila, se levanta a las 8:00 a.m. porque desde esa hora ya están despiertos en su casa. Carolina tiene veintiún años: "Cada cierto tiempo me llega un golpe de ciertas cargas, cosas de mí. Cuando vienen los problemas te aíslas, y comes, pero no cosas saludables, ja, ja, ja; yo quiero grasa, se vuelve gula por ansiedad, es desgastante".
― ¿Como un círculo vicioso?
― Justamente, es un círculo vicioso ―. responde, segura.
En el Experimento de Soledad que hizo Claudia Hammond para la BBC, publicado en septiembre del 2018, el 27% de los mayores de 75 años dijeron que a menudo o muy a menudo se sienten solos. Los niveles de soledad fueron en realidad más altos entre los jóvenes de 16 a 24 años, y el 40% dijo que a menudo o muy a menudo se sienten solos. Fue notable que cuando se les preguntó a todos en qué momento de su vida se habían sentido solos, incluso retrospectivamente, la respuesta más común que dieron las personas fue cuando eran adultos jóvenes.
Carolina rebasa la estatura promedio, tiene manos finas; me pregunta cómo estoy, le digo que bien y se siente mejor si su nombre en este reportaje es Carolina en lugar de su nombre de pila. Es una chica más o menos sociable, dice que también depende de cómo sea la otra persona que conozca. En su mayoría prefiere estar en casa, viendo películas con sus papás o escuchando música.
― ¿Cómo va la cuarentena?
― Llevábamos tres meses y medio de aislamiento y yo estaba a toda madre, veía pelis con mis papás y de vez en cuando solo salgo a pasear a mi perro, vi a un amigo de por mi casa o salgo cerca con familiares.
La soledad es un parámetro difícil de medir según la psicóloga y profesora alemana Maike Luhmann, aunque una de las preguntas clave es: “¿Se siente conectado con los demás?”.
Cuando terminó con su novio, la cuarentena comenzó. Recuerda un día en el que se sentía triste y una canción le venía a la mente:
Era cumple de mi hermana y fue la primera fuga de la familia desde que la cuarentena comenzó. A veces me despierto con una canción y no puedo dejar de repetirla hasta escucharla. Ese día desperté entre las estrofas de Lana del Rey y Sean Lennon … te esperé, en el lugar en el que dijiste que esperara, en la ciudad, en la banca del parque…
Tengo una maestría en sobrepensar las cosas. No tenía mucho que terminé con mi pareja y la letra con la que desperté no me ayudaba, y menos mi maestría en sobrepensar.
En el carro, camino a casa de mi hermana, mientras platico por mensajes con mi amigo de nuestras penas de amor, me acordé de mi ex, y es que sí, diario lo pienso, pero no como aquel día.
Para distraerme, entro a Facebook y comienzo a ver memes, en eso, aparecen en comentarios memes amorosos como los que nos enviábamos, entre mí, solo pensé: “chale”; sí, quería echarme a llorar, y aunque iba arreglada, no era así como me sentía, en eso pensé en el delineador, el rímel, el polvo, el rubor que llevaba, y mejor me aguanté.
Ya en casa de mi hermana, sentada en el sillón, con la rolita aún en mi cabeza, me pongo a revisar mi celular y un mensaje de una amiga que siempre trae pedos con su wey me llega: “¿Cuando tu ex terminó contigo dijo que te amaba?”, en ese momento Lana del Rey, con mayor sentimiento se viene a mi cabeza… en medio de la lluvia torrencial porque te adoraba, solo quería que las cosas fueran igual… Toda triste, ni supe lo que estaba pasando a mi alrededor. Una de mis sobrinitas me voltea a ver y toda la familia le acompaña, las miradas sobre de mí acribillando, aguanto el llanto una vez más, la familia me pregunta si estoy bien y desganada respondo con un sí, flojo y melancólico.
Una de las razones por las que terminamos, es porque yo quiero a alguien que me dé apoyo, y él a veces ni me decía nada, como que no le importaba. Ni disfruté el aniversario de mi hermana. De regreso a casa, la playlist suena a melancolía y tristeza, puras canciones que empeoran mi estado de ánimo.
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Aunque tomo mis medicamentos para controlar mi trastorno de bipolaridad, es inevitable de vez en cuando amanecer así de triste. Al llegar a casa, me acuesto, me hago cucharita, a veces ahogo mis gritos en la almohada para que mis papás no se preocupen, pero este no es el día, simplemente dejo que suene Lana en mi mente … dijiste que me verías allí mañana, pero el mañana nunca llegó, el mañana nunca llegó… Y me pongo a llorar hasta quedarme dormida.
Los trastornos bipolares se caracterizan por episodios de:
Manía: Van de un estado de ánimo persistentemente elevado y el aumento de la energía o la actividad con propósito (alrededor de una semana).
Hipomanía: Aumento de la creatividad, la confianza y un funcionamiento social supernormal o distracción fácil, irritabilidad y estado de ánimo lábil. (Durante cuatro días).
Depresión: Pérdida de interés o placer (puede prolongarse hasta dos semanas).
Pueden alternar, aunque en muchos pacientes predomina uno sobre el otro. Se desconoce la causa exacta, pero pueden estar implicados la herencia, cambios en las concentraciones de los neurotransmisores cerebrales y factores psicológicos. El tratamiento consiste en fármacos estabilizadores del estado de ánimo, a veces con psicoterapia.
“Una cosa es mi cita con el psicoterapeuta, y otra es la que llevo con el psiquiatra; el primero me ayuda a manejar mis vivencias y factores que tienen que ver con mi vida personal. El segundo me receta medicamentos para controlar la ansiedad y la depresión”; menciona Carolina.
Para Carolina vivir en soledad es escuchar música, ver un punto fijo que se pierde entre sus pensamientos y de vez en cuando tomar siestas largas.
Conectados por fuera, desconectados por dentro
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Aumento en el uso de redes sociales |
Facebook es la red social en la que más ha incrementado la estancia de internautas, previo al fenómeno del coronavirus, se destinaba una hora 19 minutos de tiempo en la plataforma y ahora el promedio es de una hora 54 minutos, según un estudio realizado por Nielsen Ipobe.
Fernanda se considera una chica sociable, aunque un poco reservada, sus ojos delatan a una joven amable y vivaz. Previo a conocer a una persona, prefiere agregarlos a Facebook y mensajearse con ellos. En su familia, es distinto: “Cada quien tiene su lugar y su rutina, y cuando comemos estamos en el celular. No convivimos mucho, las veces que llegamos a hablar solo alguien da su punto de vista. Pero la mayoría del tiempo cada quien está en su rollo”. Se queda en silencio y después de unos segundos, suelta una risa casi imperceptible.
Los mexicanos pasan 42% más de su tiempo en redes sociales como Facebook, WhatsApp, Twitter, Instagram, YouTube y Google desde que iniciaron las medidas de aislamiento social ocasionadas por el Covid-19, de acuerdo con Nielsen Ipobe.
Igualmente, el tiempo de navegación en celulares inteligentes y tabletas electrónicas ha incrementado dos minutos en promedio por persona al día.
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Aumento del uso de redes sociales (De Nielsen Ipobe para La Jornada) |
Para distraerme entro a Facebook y comienzo a ver memes, en eso, aparecen en comentarios memes amorosos como los que nos enviábamos, entre mí, solo pensé: ‘chale’; sí, quería echarme a llorar, y aunque iba arreglada, no era así cómo me sentía, en eso pensé en el delineador, el rímel, el polvo, el rubor que llevaba, y mejor me aguanté.
—Carolina.
Recuerda que al principio de la pandemia, una manera de convivir con su abuela era ver las conferencias vespertinas del Subsecretario de Salud, el Dr. Hugo López Gattel. Por la noche, aún tenía energía y no podía dormir. Fernanda estaba acostumbrada a un estilo de vida lleno de información y estudio constante. Revisó su actividad diaria en redes y se asustó, sintió que estaba desperdiciando mucho tiempo, y a la larga se iba a arrepentir.
Las clases en línea habían terminado, pero no la velocidad de sus pensamientos, había información que en la noche no la dejaba dormir: “Me despierto como seis veces en la madrugada, buscando una respuesta que no encuentro. Mi mente se quiere acordar y no puedo volver a dormir hasta recordar lo que quiero”; nos compartió Fernanda.
Una consecuencia global
De acuerdo con diez testimonios de jóvenes de entre 19 y 25 años, quienes dicen haber vivido una crisis durante el confinamiento, las diez palabras más mencionadas son: “ansiedad”, “estrés”, “apego”, “perder”, “desempleo”, “llorar”, “depresión”, “recuerdos”, “muerte” y “dejar”. Los acontecimientos van del temor por el contagio del Coronavirus, hasta pensamientos de suicidio. El resultado del lenguaje utilizado y los factores que desencadenan estas sensaciones, son parte del sentimiento de soledad que cada uno lleva. Factores socioculturales que compartimos, tristezas y alegrías que se apelotonan en nuestras vidas.
El Experimento de Soledad arroja que las personas que se sienten solas tienen habilidades sociales que no son mejores ni peores que el promedio. El cliché es pensar que alguien solitario tiene menores capacidades para estar en contacto con los demás, y no es así.
Una forma de medir esta habilidad es dar a las personas una serie de caras llenas o incluso pares de ojos para evaluar qué tan buenos son para determinar qué emoción están experimentando las personas. No hubo diferencia entre las puntuaciones medias de las personas que a menudo se sentían solas y las personas que no. Hubo diferencias en las puntuaciones de neuroticismo, por lo que quizás sea la ansiedad provocada por situaciones sociales lo que puede hacer que sea más difícil lidiar con ellas si se siente solo, en lugar de habilidades sociales.
Franco Berardi es un filósofo italiano y actualmente trabaja como docente en Bolonia. Se graduó en Estética en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Bolonia. En su Crónica de la psico deflación, publicada el 19 de marzo, escribe:
La Tierra ha alcanzado un grado de irritación extremo, y el cuerpo colectivo de la sociedad padece desde hace tiempo un estado de estrés intolerable: la enfermedad se manifiesta en este punto, modestamente letal, pero devastadora en el plano social y psíquico, como una reacción de autodefensa de la Tierra y del cuerpo planetario.
Hace referencia al Covid-19 como un virus semiótico que aparte de biológico, radica en la parálisis relacional que propaga:
¿Cómo reacciona el organismo colectivo, el cuerpo planetario, la mente hiperconectada sometida durante tres décadas a la tensión ininterrumpida de la competencia y de la hiperestimulación nerviosa, a la guerra por la supervivencia, a la soledad metropolitana y a la tristeza, incapaz de liberarse de la resaca que roba la vida y la transforma en estrés permanente, como un drogadicto que nunca consigue alcanzar a la heroína que sin embargo baila ante sus ojos, sometido a la humillación de la desigualdad y de la impotencia?
Conseguir trabajo en un país con índices de sobrepoblación, altos rangos delictivos y de inseguridad, salarios precarios que exigen horas extras sin recompensas, viajes diarios en donde el destino queda a más de dos horas (o en otros casos más tiempo), crean en la conciencia individual y general de los habitantes, un sentido, que en lugar de ser productivo, magrea el comportamiento hasta un punto de hartazgo y una poca o nula consideración al mecanismo que nos hace funcionar.
No obstante, la soledad y los trastornos mentales que desencadena, son inherentes al joven, al adulto, o al viejo que se encontraba en Wuhan, China cuando el Coronavirus empezó a esparcirse en el mundo hasta llegar a México. Se trasmina en nuestras vivencias, así como el Coronavirus a través de un estornudo.
El antídoto para el COVID-19 apenas es un descubrimiento para Rusia y necesita probar su eficacia alrededor del mundo. La salud mental es el antídoto que controla los problemas que la soledad y otros trastornos generan.
Salud Mental
La Secretaría de Salud, la Facultad de Psicología y el Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz crearon un cuestionario para la detección de riesgos a la salud mental. (Puedes consultarlo aquí).
Las diferentes líneas de atención para apoyo emocional que la Secretaría de Salud muestra en su página son las siguientes:
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