De las palabras a las acciones concretas
Uno de los que se
alzaron con la voz de mando fue el entrenador de corredores Curtis
Modkins, licenciado en justicia criminal, quien a mitad de la conferencia
tomó la palabra y les contó como ha estado involucrado con la causa desde que
se graduase en 1994, año en el que creó el programa piloto Boys and Girls
Club que tenía por objetivo alejar a adolescentes del mundo de las
pandillas. En aquel trabajo el hoy entrenador trató tanto con policías como con
pandilleros. Su experiencia le precedió cuando dirigió las siguientes
palabras al grupo:
Tienen una decisión importante que tomar. Tengo grandes amigos y vecinos que son policías. Esto no es político, no soy anti-policía, quiero justicia, equidad e igualdad. Si tienes a 2 mil policías buenos y a 8 malos, pero nadie de los 2 mil dice nada, entonces tienes 2 mil 8 policías malos.
Esa reunión virtual
también incluyó declaraciones del mariscal de campo de raza blanca Drew Lock,
quien mencionó que no sabía que acciones tomar para ayudar e instó a sus
compañeros a enseñarle. Otros, como el Safety afrodescendiente Justin
Simmons, contaron a los demás como es que la policía les había revisado en
la calle sin causa probable únicamente por su raza.
Al final, todos los
jugadores de raza negra determinaron una cruda realidad: se sentían
valorados dentro del equipo de fútbol, en el emparrillado, en las
instalaciones de entrenamiento, mas una vez que salían de ese sitio en el que
eran bien apreciados y compensados, salían temerosos al mismo mundo de antes. Siguen
siendo de raza negra, y el mundo sigue siendo racista.
Con la charla atrás, Modkins les dijo a todos que eso no se podía quedar en una simple plática y los instó a inmiscuirse más con su comunidad, a entender las leyes, a llamar al alcalde, a los congresistas y hacerles saber su posición. Los colocó en punto que todo deportista debería comprender: el de ejercer su posición de figura para llevar los mensajes de justicia donde más importan: fuera del terreno de juego. De hecho, el entrenador se puso en contacto Unión de Derechos Civiles de los Americanos en Colorado (ACLU por sus siglas en inglés) en donde recibió la atención de la activista Elisabeth Epps, quien le habló acerca de la iniciativa SB20-217, que buscaba reformar la legislatura del estado.
Los principales cambios
propuestos eran: responsabilidad e integridad en la aplicación de la ley,
la obligación de que los policías porten una cámara en su uniforme y que la
grabación de ésta esté disponible para todo público, la necesidad de
información previa antes del uso de la fuerza, la eliminación de la posibilidad
de utilizar cualquier tipo de gas o químico antes de tener causa probable y la
prohibición definitiva del estrangulamiento.
La ACLU envió a todos los miembros de los Denver Broncos un
comunicado en donde detallaba la propuesta y la importancia de hacerle ver
a la comunidad lo crucial que era. Muchos jugadores se pusieron manos a la obra
de inmediato y compartieron la propuesta a través de redes sociales, otros se
reunieron con sus fanáticos a través de Instagram y Facebook y respondieron las
dudad que éstos pudiesen llegar a tener.
El apoyador Alexander
Jonhson se tomó el tiempo de llamar personalmente a varios políticos e incluso
presenció las 9 horas que duró la sesión en donde se dio el voto definitivo
para hacer de la iniciativa una ley, que fue aprobada con 52 votos a favor y
únicamente 12 en contra. Los Broncos habían puesto su granito de
arena para ese pequeño gran paso. Jonhson reaccionó:
Siento como si hubiese sido un gran paso, pero aun así fue uno pequeño. La ley todavía no entra en vigor, tenemos un largo camino por delante, pero es como si hubiésemos ganado el volado inicial.
El equipo de Denver
debería fungir como un ejemplo para el resto de la liga, pues cada pequeño
esfuerzo puso su parte. Los cuestionamientos de Lindsay, la experiencia de
Modkins, el compromiso de Jonhson, la labor de la activista Betts, lo lograron,
y el deporte fue esa gran fuerza de apoyo social.
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