Es mucho más fuerte de lo que creí, parece que tiene ladrillos en sus manos
Los primeros dos rounds en el Madison Square Garden fueron bastante reñidos, el combate entre Billy Collins Jr y Luis Resto parecía tener algo fuera de lo normal, por lo que incluso, Muhammad Ali no comprendía lo que estaba sucediendo en ese momento.
A partir del tercer round, Resto tomó una ventaja abismal sobre su oponente, los golpes del puertorriqueño hacían tambalear cada uno de los músculos de la joven promesa de 21 años.
Collins Jr recibió 450 golpes durante toda la pelea y, el público entero, poco a poco se percató de las deformaciones de su rostro; totalmente inflamado, sin poder abrir los ojos y con su quijada a punto de reventar.
Sin embargo, Billy logró resistir toda la contienda y resultó perdedor por decisión unánime.
Cuando la pelea terminó, Resto se acercó a Collins para felicitarlo, y cuando saludó a Collins Sr (padre de la joven promesa y también su entrenador físico), éste notó que sus guantes eran sumamente duros y delgados, por lo que le exigió al puertorriqueño que se los quitara. Sin embargo, se negó.
Tiempo después, una investigación de la comisión de boxeo del estado de Nueva York, confirmó que el entrenador de Luis Resto había eliminado una onza de relleno de cada guante, sustituyéndola por yeso.
Collins Jr tuvo que parar al hospital, y una vez allí, se le detectó una lesión en la retina del ojo derecho y severos daños en el ojo izquierdo. Las secuelas fueron tales que los médicos le impidieron volver a subirse a un ring por el resto de su vida.
La familia de la joven promesa americana presentó cargos en contra del puertorriqueño y éste terminó en la cárcel, aunque sólo por tres años; debido a agresión, conspiración y posición de arma letal en sus puños.
Después de sus nueve meses de rehabilitación, Collins Jr no pudo superar la depresión por saber que su carrera se había terminado, cayó en alcoholismo y drogadicción, hasta que el 6 de marzo de 1984, murió al estrellar su carro contra un barranco.
No importa lo que digan, no fue un accidente, él se quitó la vida porque ya por dentro sentía que lo habían matado
La culpa carcomía al veterano de en ese entonces 29 años, hasta que años después, en 2007, decidió viajar hasta la casa de los padres de Collins Jr en busca de su perdón.
Para su mala suerte, Resto sólo recibió amenazas de llamar a la policía y volver a poner ambos pies en prisión, por lo que tuvo que escapar de inmediato, con destino al ataúd de Billy, buscando su perdón en el más allá.
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