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El partido de la muerte: El entierro de los nazis en la segunda guerra mundial

La famosa frase: "dar la vida por tu equipo" se utiliza de manera retórica en el futbol, pero existe una historia con distintos aristas que rompe con la fantasía romántica del juego y nos conduce hacia la cruda realidad que separa la vida y la muerte.

Corría el año de 1941, el deporte en la Unión Soviética se había vuelto muy popular y el equipo preferido de todos los ciudadanos era el Dínamo de Kiev, equipo que arrasaba con la liga Ucraniana. Pero en ese mismo año, Alemania invadió la Unión Soviética y varios jugadores de Kiev fueron reclutados y llevados al frente.
Aquellos que quedaron libres fueron ayudados por la defensa civil de la ciudad.
Sin embargo, los jugadores que lograron sobrevivir al ataque se convirtieron en prisioneros de guerra en los campos de concentración.


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La historia del 'partido de la muerte' comienza cuando en una panadería local, Iosif Kordik, dueño de la misma, vio caminar a su ídolo Mykola Trusevych, portero del Dinamo de Kiev, deambulando con ropa de mendigo. Éste le ofreció trabajo como barrendero en la panadería y Mykola aceptó de inmediato.
Tiempo después, a ambos, se les ocurrió la idea de buscar a sus ex compañeros y formar un equipo de futbol de la panadería.
Luego de una ardua búsqueda por encontrar a sus viejos compañeros, nació el FC Start, equipo conformado por siete ex futbolistas del Dinamo de Kiev y tres del Lokomotiv.
El 7 de julio de 1942, el FC Start jugó su primer partido en la liga local contra el Rukh.
El juego terminó con un marcador de 7-2 en favor del FC Start, a pesar de que los jugadores se encontraban mal alimentados y equipados.
Durante ese mismo año, el FC Start jugó varios partidos contra equipos de guarniciones militares y logró ganarlos todos, llamando así la atención de los alemanes que mostraron interés en jugar contra ellos para demostrarles el poderío Nazi que existía en Kiev.


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El 6 de agosto de 1942 el FC Start jugó contra el Flakelf, equipo de la fuerza aérea alemana.
Para el partido, un oficial de las Waffen-SS (cuerpo de combate de élite de alemán) fue nombrado árbitro.
Algunas versiones señalan a que el FC Start recibió amenazas de muerte si no se dejaban ganar el duelo, pero aún así, hicieron caso omiso ignorando las posibles represalias.
Antes del juego, los jugadores ucranianos se negaron a hacer el saludo Nazi antes del duelo e hicieron el lema soviético deportivo, es decir; se pusieron las manos en el corazón y gritaron: Fitz - culturai (cultura soviética).
Esto enardeció a los militares y, como era de esperarse, el árbitro estuvo muy declinado hacia un solo lado, ignorando los reclamos de los jugadores del FC Start sobre el juego extremadamente agresivo del Flakelf.

Al medio tiempo, el partido estaba 2-1 en favor de los de Ucrania, y el gobernador militar Eberhadt, amenazó directamente al equipo de asesinarlos si no se dejaban ganar.
En respuesta a la advertencia, el FC Start goleó 5-1 al Flakelf.

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La humillación había quedado impregnada en la conciencia y en el orgullo de los alemanes que, de inmediato, pidieron la revancha para el 9 de agosto.

Tres días después, en el estadio Zenit, se disputó la revancha entre ambas escuadras.

Durante el partido, Trusevych recibió una patada en la cabeza de un delantero del Flakelf, que aprovechó la oportunidad para anotar un gol.
Sin embargo, a pesar de la táctica férrea y anti deportiva, el FC Start logró levantarse del golpe anímico y para el medio tiempo habían logrado darle la vuelta al marcador con un 3-1.

La segunda mitad terminó como de película. Ambos equipos anotaron dos goles. Pero el marcador seguía siendo favorable para los de Ucrania.
Al final del partido, el FC Start se encontraba en una posición de 5-3.
Poco antes de cumplirse los 90 minutos, Klimenko, un defensor del FC Start, tomó la pelota, pasó la defensa del equipo alemán y encaró al portero del Flakelf. Pero en lugar tirar a portería, se dio la vuelta y pateó el balón hacia donde se encontraba el público. El árbitro de inmediato hizo sonar el silbatazo de final.

La casaca

Pocas semanas después, varios jugadores del FC Start fueron arrestados y torturados por la Gestapo (policía secreta de la Alemania Nazi), supuestamente por ser miembros de la NKVD (el Dinamo de Kiev, como club, había sido financiado por la policía y el ejército rojo).
Uno de los jugadores arrestados, Nikolai Korotkykh, murió bajo tortura. El resto fue enviado a los campos de concentración de Syrets, donde Ivan Kuzmenko, Oleksey Klimenko, Mihael Keehl y el portero Mykola Trusevich fueron asesinados en febrero de 1943.

Wikipedia

Entre los sobrevivientes se incluyen Fedir Tyutchev, Mikhail Sviridovskiy y Makar Goncharenko, que son los responsables de la popularización de esta historia soviética en la cultura deportiva y popular.








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