Al racismo si no se le
pone un límite, estallará, esta premisa se cumplió en agosto, específicamente
el sábado 3. Día en el calendario que será imborrable para los Estados Unidos.
Debido a que la nación de las barras y
las estrellas y el mundo entero pudieron
presenciar un acto supremacista blanco donde murieron 22 personas y 24
resultaron heridas en la ciudad de El Paso, perteneciente a Texas. Barack
Obama, ex presidente de la nación norteamericana, comparó el horroroso caso con
las acciones del Estado Islámico, y llamó a que se controlara la venta de armas;
más allá de la mirada con lo que se puede condenar la masacre ocasionada por un
odio a los mexicanos, el discurso de odio y polarización viene creciendo a lo
largo del planeta y se manifiesta desde los gobernantes, hasta en el día a día
donde alguien acorrala a una persona gracias a que se cree capaz de sobajarla.
Las palabras de Obama caen en lo evidente, el historial de ataques a
minorías trabaja como un recordatorio que los pensamientos nativistas
transgreden y hieren a la sociedad. Los anhelos por volver a los terroristas en
tolerantes se visten como engaño.
Los discursos polarizadores arriban más frecuentemente, no por nada
Bolsonaro tomó la presidencia brasileña atacando a mujeres y llevando ideales
de la vieja dictadura; Obrador en México intenta desmantelar periodistas o
instituciones que no concuerden con su “transformación”; Maduro maquilla la
situación inhumana de Venezuela, se hace a un lado de todas las fallas de su
sistema y culpa a las fuerzas imperialistas del extranjero; el mismo Trump
alimenta a diario las cabezas de los blancos extremistas, invitando a estos
sujetos a desterrar a todo aquel que no sea igual.
La actualidad luce oscura, ya que los líderes se oponen a abrir sus puertas
a la pluralidad. Sus quejas acaparan los espacios de los medios, sin embargo al
querer dar un diagnóstico de lo que está mal- migración, tratados comerciales,
alianzas, terrorismo, entre otros problemas- , no dan al clavo con una solución
y generan una normalización por querer llevar una insignia que los reconozca
como “mejores” ante otros seres humanos.
En entrevista con la internacionalista egresada de la FES Acatlán, Delia
Eugenio, explica que este fenómeno político social “no es algo novedoso”. “La
radicalización actual se asemeja a la rivalidad de ideas de la guerra fría; la
forma de gobernar entra en una transición. Lo de ahora es excluir minorías, ya
sea en Europa a los musulmanes o en EU con la comunidad latina”, comentó.
El panorama para la internacionalista toma el timón para dirigirse a probables problemas económicos , y no quedar
exentos de futuros asuntos bélicos. “La reorganización global política vendrá,
el neoliberalismo y la democracia empiezan a mostrar debilidades”, agregó.
“Mi objetivo era matar tantos mexicanos como fuera posible”, así se expresó
el asesino de El Paso. Los tintes racistas de tiempos anteriores se impregnan
de nuevo con una rapidez como hace años, estos mismos llevaron a la humanidad
al esclavismo, el holocausto, el genocidio de Ruanda o la depuración étnica en
los Balcanes. La política y la vida pública están urgidos por dirigir a sus habitantes a no encaminarse al barranco
de muchas más atrocidades que pueden venir si no se borran las jerarquizaciones.
El tiroteo cuenta con una señal interesante, de acuerdo con Jorge
Castañeda, experto en temas de la relación bilateral México-Estados Unidos y Ex
Secretario de Relaciones Exteriores, durante su participación en la mesa de
debate en el programa Es la Hora de Opinar, comentó que “existe un vínculo
entre el discurso del odio y el pasar al acto, lo cual es el gran dilema dentro
del racismo dentro del país vecino de México”.
No se puede culpar del todo a las palabras o la retórica utilizada por los
políticos de ser la causa directa de manifestaciones semejantes a la de
fanáticos asesinos, sin embargo, es uno de los ingredientes primordiales que
repercuten al momento en que una bala perfora los órganos vitales del ser
humano porque actúa en el contexto de todos los intolerantes que cometen o
planifican golpes bajos.
Predecir que viene en la esfera política y social del planeta Tierra se
mueve entre lo nebuloso y oscuro. Complicado parece ser, los extremos van
ganando terreno, no importa si quieren hablar de derecha o izquierda. El mismo
Obama cuenta con sangre de la Guerra de Siria durante su estancia presidencial;
urge aplicarse medidas de prohibición de discursos de odio, así como un sistema
integral para ir acabando con la proliferación de grupos nacionalistas o
divisores.
Las balas asesinan, aunque hay maneras peores de acabar con la paz, entre
ellas es volver a sistemas aislados en materia política. Sólo hay que darle un
vistazo a las antesalas de las grandes guerras.
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