En una entrevista hecha al filósofo británico John Gray hace unas semanas; detallaba
en que la ideología liberal iba en declive absoluto porque abrazaron la idea
de la globalización y el libre mercado; generando un descontento social generalizado
y el auge de los extremos ideológicos: los alt-right,
la tradicional extrema derecha ―coloquialmente llamados fachos―; y los alt-liberals ―o hiperliberales, llamados despectivamente chairos― y que si los liberales no
aprendían de la nueva composición del mundo, era muy probable que Donald Trump
se reeligiera en las próximas elecciones de 2020.
Si bien;
algunos periodistas llegaron a pronosticar una “Ola Azul” debido al enorme rechazo
de las políticas racistas, xenófobas, misóginas, e incluso clasistas en las
principales ciudades de Estados Unidos; no fue lo suficiente para ganar ambas
cámaras del Congreso. Sin embargo, cimbró un cambio en ganar la Cámara de
Representantes, que hasta Donald Trump discutió en su rueda de prensa con el
periodista de CNN, Jim Acosta ―al medio
que siempre acusa de promover Fake News―
en cuestionarlo por las posibles investigaciones en su contra por el caso Russiagate.
Entra otro
factor; el movimiento feminista #MeToo. Su victoria no fue en denunciar a Harvey
Weinstein, ni mandar preso a Bill Cosby, fue haber ganado la mayor representación
femenina en el Congreso: 118 escaños. La mayoría de ellas, del partido
Demócrata, y su nueva postura como partido de izquierda progresista. Su agenda:
su defensa a la comunidad LGBTTTI, legalizar el aborto, educación y salud
gratuita para todos, endurecer el control de armas, legalizar drogas ―mariguana
principalmente―, defender la migración, y su postura contra los
multimillonarios de Wall Street.
Personalidades
como Alexandria Ocasio-Cortez, la
congresista más joven de la historia estadounidense; Jared Polis, gobernador electo de Colorado y abiertamente
homosexual; Deborah Haaland y Sharice
Davids como las primeras nativo americanas en el Congreso; Rashida Tlaib e Ilhan Omar siendo las
primeras musulmanas en el congreso; Ayanna
Pressley, la primera congresista afroamericana de Massachussets; y Verónica Escobar y Sylvia García, las
primeras congresistas latinas de Texas.
Junto a los tradicionales Bernie Sanders, el excandidato
presidencial, actual senador de Vermont (Independiente); Elizabeth Warren, la senadora por Massachussets, siendo ella el blanco de críticas de Donald Trump por su dudoso origen nativo americano; Chuck Schumer y Nancy Pelosi como los
principales líderes del Partido Demócrata en el Congreso; y en menor medida, Barack y Michelle Obama, representan
esta ala extremadamente progresista del Partido Demócrata. Unas elecciones,
tradicionalmente aburridas, terminaron siendo una de las más históricas por la
diversidad étnica y de género que presentará este Congreso que entrará en
funciones el 3 de enero del próximo año
Donald Trump discutiendo con el reportero de CNN, Jim Acosta |
¿Qué vendrá
posiblemente con esto? Mucho y nada a la vez. Si bien, los Demócratas pueden
empezar las investigaciones para un posible impeachment
―juicio político― a Donald Trump será difícil, por no decir imposible. Sólo
el Senado tiene la facultad de destituirlo, que está en control de los
Republicanos. Aunque puede marcar el precedente para impedir su reelección. Además,
las notables diferencias ideológicas de ambos partidos pueden marcar diversos
cierres de gobierno; es decir, que toda la política estadounidense se paraliza
hasta no llegar a un acuerdo.
Los
Republicanos se unirán más a la ideología de Trump; no fue casualidad que Marsha Blackburn, la primera senadora
electa en Tennessee ―y que la cantante Taylor Swift insistió que no votasen por ella―, con su llegada refrende la postura extremista del presidente. Ellos saben
que la clave de sus votos está en las zonas rurales y de bajo conocimiento; así
como los Demócratas su base están en zonas urbanas y de estudios universitarios.
Algo que tienen difícil los burros por su sistema indirecto de elección; en que
no se gana por quien tenga más votos, sino por cuántos colegios electorales posee
cada candidato y que beneficia al Great
Old Party (GOP).
Votos por zonas para Cámara de Senadores y Cámara de Representantes |
La emblemática frase de la campaña de Bill Clinton «¡Es la economía, estúpido!» usada en 1992 fue rebautizada y ampliada: «¡Son las
mujeres, la ideología y la economía, estúpido!». Si bien, la economía estadounidense
refleja su crecimiento; el ala extrema demócrata denuncia que existe más
desigualdad que nunca. Y en palabras de Alexandria Ocasio-Cortez, siendo ella
originaria del emblemático barrio de Bronx en Nueva York: «Nací en un lugar
donde tu código postal determina tu destino».
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